Buick GNX: el BMW M3 americano del que los Corvette no querían oír hablar

Hace 35 años del lanzamiento del icónico BMW M3 . Marcó un antes y un después en la historia bávara de las altas prestaciones. Dos años después Buick lanzó el canto de cisne de los Grand National, el GNX

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Hace 35 años del lanzamiento del icónico BMW M3. Marcó un antes y un después en la historia bávara de las altas prestaciones. Dos años después Buick lanzó el canto de cisne de los Grand National, el GNX. Una versión deportiva del Regal, un coupé del que el resto de marcas de General Motors también fabricaban sus versiones. El GNX es un automóvil olvidado por la historia, un coche que fue producido por McLaren, y que fue imbatible en rendimiento en pista gracias a un revolucionario V6 turboalimentado. ¿Su apodo? El coche de Darth Vader.

Los Grand National eran la oveja negra de General Motors, despreciados tanto por los propietarios de Buick como por los de Corvette.

Desde su creación, el Buick Grand National fue una oveja negra en General Motors. Estaba basado en el Buick Regal, que se vendía desde 1978 con abundantes cromados, tapicería de terciopelo y un aire de lujo decadente. Buick quiso captar parte de la fama derivada de su victoria en las NASCAR Grand National Series en 1982 con una versión de altas prestaciones del Regal. En vez de optar por la solución tradicional – un motor V8 y muchas superficies brillantes – optaron por montar motores V6 bajo su capó. No estaban locos.

Decidieron no seguir con la estética tradicional de Buick, orientada a un público de edad media o avanzada. Los Grand National tenían pintura oscura, llantas de aleación y muy pocos cromados. En sus primeras series fueron simplemente Regal convertidos a especificación Grand National por un especialista independiente, y sólo unas pocas unidades equipaban motores V6 turboalimentados, una novedad que los clientes tradicionales de Buick no veían con buenos ojos, ya acostumbrados a grandes V8 de baja potencia y alto par motor.

El motor V6 turbo también se ofreció en los Regal, con una puesta a punto mucho más benévola y cómoda.

A pesar de la reticencia de General Motors, el Grand National continuó produciéndose, aunque durante un año fuera renombrado como Regal T-Type. Su producción continuó debido a su éxito comercial, que atraía a consumidores antes en absoluto asociados a Buick, consumidores que podrían haber comprado un Chevrolet Camaro o incluso un Chevrolet Corvette. Lo cierto es que los Grand National eran coches incomprendidos, de posicionamiento peculiar y estética amenazadora, agresiva. A partir de 1984, sólo se ofrecieron en color negro, y se abandonaron todos los V8 en favor del 3.8 V6 turbo.

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En 1984 el motor V6 turbo recibió por primera vez un intercooler e inyección electrónica de combustible. Aunque su potencia era de 200 CV sobre el papel, era tan rápido como los Regal con motor V8 y se podía preparar muy fácilmente, extrayendo abundante potencia de sus entrañas. Su reputación era cada vez más temible, y en 1986 recibió una actualización mecánica. Su potencia pasó a ser de 245 CV, con un contundente par motor de 481 Nm, canalizado al tren trasero mediante una caja de cambios automática de cuatro marchas. Algunas pruebas ya demostraban que era más rápido que un Corvette.

Una oveja negra, un alma desquiciada y agresiva en un cuerpo equivalente a una abuela con ruedas.

GNX, el canto del cisne de los Grand National

En General Motors estaban preocupados. El Grand National se construía sobre una plataforma anticuada, pero las constantes actualizaciones lo convirtieron en un coche más rápido que los Corvette y los Camaro. Un auténtico muscle car que contradecía el dicho popular de “no hay reemplazo para la cilindrada” (“no replacement for displacement”). GM sentenció: en 1988 sería lanzado un nuevo Regal, de tracción delantera, estética blanda y bajas prestaciones. La aventura prestacional de Buick había terminado, y la marca debía volver a su público objetivo.

Pero Buick quiso despedir al Grand National con todos los honores, y anunció el lanzamiento del que se convertiría en el coche americano más rápido jamás creado hasta entonces. El Buick GNX. Sus siglas significan “Grand National eXperimental”. Sólo 547 unidades fueron fabricadas en 1987, a un precio de 29.900 dólares, por aquél entonces superior al de un Corvette. Fue producido en exclusiva por ASC/McLaren Sport Technologies, una filial americana de McLaren que el propio Bruce McLaren había fundado en los años 60.

Su calandra y su aspecto oscuro le granjearon el apodo de “el coche de Darth Vader”, a raíz de varios titulares en la prensa del motor.

El motor recibió una nueva gestión electrónica, un nuevo turbocompresor Garrett T3 y un intercooler de mayores dimensiones, así como nuevos cilindros y componentes internos. Sobre el papel, el incremento de potencia no era espectacular: los datos oficiales anunciaban 276 CV y 488 Nm de par motor, que eran transmitidos al eje trasero a través de una caja de cambios automática Hydramatic reforzada. El diferencial trasero y el eje de transmisión eran de mayor calibre, y la suspensión recibió una puesta a punto específica, más deportiva si cabe.

Su interior era tan oscuro como su exterior. Ni un solo cromado a la vista, sólo pasos de rueda ensanchados, neumáticos de alto rendimiento montados sobre llantas de 16 pulgadas y más aberturas de refrigeración. Sólo un emblema en su calandra dejaba ver que estábamos ante uno de los Buick más especiales jamás creados. Lo que quizá no sabíais era que General Motors obligó a Buick a rebajar la cifra de potencia declarada, ya que el Corvette más potente sólo desarrollaba 240 CV en el mismo año. Buick obedeció, pero en realidad, la potencia del coche era muy superior.

Ningún coche americano fue más rápido en los años 80. El GNX hacía trampas en su ficha técnica y merendaba Corvettes.

Todas las unidades testadas en banco de potencia entregaban más de 300 CV de potencia, con un margen de potenciación enorme, gracias a su motor reforzado. Era capaz de acelerar hasta los 96 km/h en 4,5 segundos y cuando Car&Driver lo probó, descubrió que era más rápido que un Lamborghini Countach o un Ferrari 288 GTO, entonces lo más radical de Italia. Era incluso más rápido que la versión doblemente turboalimentada del Corvette que Callaway producía en los 80. A pesar de ser menos potente, su aceleración era demoledora.

Era un coche meteórico en línea recta, pero tampoco se amilanaba en las curvas. Con todo, no podía llegar al nivel de un BMW M3 europeo en paso por curva. Sea como fuere, el Buick GNX es un coche hoy mucho más valioso: su producción limitada y su fama en el mundo petrolhead ha hecho que su precio supere ya con holgura las seis cifras. Un canto de cisne – décadas después adecuadamente reconocido – para los Buick de altas prestaciones, un corte de manga a los Corvette y Camaro que ya tiene su rincón de honor en la historia del automóvil estadounidense, además de en nuestros corazones.

Antes de despedirnos, echad un ojo a la prueba en vídeo vintage de MotorWeek, del propio año 1987. Merece la pena.

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Subaru estuvo 30 años usando procesos de inspección "inadecuados" de sus vehículos

20MINUTOS.ES / EFE Según Subaru, descubrió esta práctica tras una inspección interna. Las acciones de Subaru llegaron a caer más de un 3% durante la primera parte de la sesión de la Bolsa de Tokio

20MINUTOS.ES / EFE

  • Según Subaru, descubrió esta práctica tras una inspección interna.
  • Las acciones de Subaru llegaron a caer más de un 3% durante la primera parte de la sesión de la Bolsa de Tokio.
  • Precios y fichas técnicas de los modelos de Subaru que se pueden comprar en el mercado español.

Subaru en el Salón de Tokio

El fabricante nipón Subaru reconoció hoy que usó personal no cualificado para realizar las inspecciones de seguridad de sus vehículos en su planta al norte de Tokio.

Subaru, que descubrió esta práctica tras una inspección interna, explicó que no se sometió a la regulación nipona de certificados durante por los menos las tres últimas décadas en su planta en la ciudad de Ota, en la prefectura de Gunma (centro).

“Es verdad que trabajadores todavía en periodo de formación para tener la calificación adecuada llevaron a cabo inspecciones finales”, dijo hoy el presidente de la compañía Yasuyuki Yoshinaga en declaraciones a los medios.

El fabricante decidirá junto a las autoridades niponas si es necesario llevar a cabo una llamada a revisión y realizará hoy un anuncio en este sentido, según informó el diario Nikkei.

Las acciones de Subaru llegaron hoy a caer más de un 3 por ciento durante la primera parte de la sesión de la Bolsa de Tokio.

Los fabricantes en Japón está obligados realizar inspecciones de mecanismos como los frenos o la dirección para garantizar su seguridad antes de distribuirlos y éstas deben ser llevadas a cabo por empleados certificados por las autoridades.

Otros escándalos en la industria de la automoción

La práctica desvelada coincide con la del también fabricante nipón Nissan, que anunció a principio de mes una llamada a revisión a 1,2 millones de vehículos en Japón tras admitir irregularidades en las inspecciones de seguridad de algunos modelos.

Los vehículos afectados pasaron revisiones de seguridad por parte de personal que no contaba con la cualificación necesaria, y por tanto incumplen la normativa nipona, según reconoció Nissan, cuya alianza con Renault fue en el primer semestre del año el mayor vendedor mundial de vehículos.

Otros casos señalados en la industria de la automoción:

  • El presidente de Volkswagen tuvo que pedir perdón por el escándalo de las emisiones diésel en julio de este año. Seat admitió que vendió algunos de los 800.000 coches que también emiten CO2 en exceso.
  • El presidente de Mitsubishi dimitió en mayo de 2016 por la manipulación de sus coches en los tests de emisiones.
  • A finales de abril de 2016 el Gobierno alemán alertó de que 17 fabricantes de vehículos a los que investigó podrían estar desconectando de manera irregular los dispositivos de control de emisiones de algunos de sus modelos, contaminando así en realidad más de lo permitido. El Ejecutivo, reaccionando al escándalo de Volkswagen, detectó un sistema de desconexión del mecanismo de limpieza de gases que actuaba en ciertas temperaturas. Las marcas y modelos alemanes afectados en su momento fueron: Audi (A6), Porsche (Macan), Volkswagen (Amarok, Crafter), Opel (Insignia, Zafira) y Mercedes (V250 bluetec). Los modelos de fabricantes no alemanes son Alfa Romeo (Giulietta), Chevrolet (Cruze), Dacia (Sandero), Fiat (Ducato), Ford (C-Max), Hyundai (ix35, i20), Jaguar (XE), Jeep (Cherokee), Land Rover (Range Rover), Nissan (Navara), Renault (Kadjar) y Suzuki (Vitara).
  • Por su parte, la compañía Takata instaló instaló airbags defectuosos en unos 24 millones de vehículos de 14 marcas distintas, la mayoría Honda y en Estados Unidos. Incluso una adolescente en Texas murió por la explosión de un airbag de Takata. En España Toyota tuvo que llamar a revisión a más de 80.000 coches por posibles airbags defectuosos. Nissan, Fiat, Volkswagen y Mitsubishi también utilizan airbags de Takata.
  • General Motors en 2014 se enfrentó a su mayor crisis desde 2009 con su suspensión de pagos: La antigua directiva ignoró un defecto en algunos modelos que podría haber causado centenares de víctimas. Los vehículos se apagaban en pleno funcionamiento, desconectando el sistema eléctrico e inhabilitando el airbag. La empresa supo del problema hace más de una década, pero no hizo revisiones hasta el inicio de febrero de 2014.

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OnStar no es tan novedoso como Opel nos hace creer: ¡Cadillac lo estrenó en 1996 y sus orígenes datan de los años 60!

A estas alturas, nos es relativamente familiar el sistema OnStar . Es el asistente personal y de conectividad de Opel , y entre sus funciones se encuentran las de la respuesta automática en caso de colisión, la conexión a Internet mediante WiFi, la asistencia en caso de robo del vehículo, además de ayuda personal sobre itinerarios o puntos de interés cercanos y la posibilidad de controlar diversos parámetros del coche, como el nivel de combustible o aceite, desde una aplicación en el smartphone. Gracias a esta aplicación se puede saber incluso dónde aparcaste


A estas alturas, nos es relativamente familiar el sistema OnStar. Es el asistente personal y de conectividad de Opel, y entre sus funciones se encuentran las de la respuesta automática en caso de colisión, la conexión a Internet mediante WiFi, la asistencia en caso de robo del vehículo, además de ayuda personal sobre itinerarios o puntos de interés cercanos y la posibilidad de controlar diversos parámetros del coche, como el nivel de combustible o aceite, desde una aplicación en el smartphone.

Gracias a esta aplicación se puede saber incluso dónde aparcaste. Sin embargo, y aunque parece que es un sistema nuevo -innovador podría pensarse- el nombre OnStar lleva ya años en el mercado. Más aún: para llegar a sus orígenes hay que remontarse varias décadas atrás para dar con un invento entonces realmente innovador…

1995: nace OnStar, el primer sistema de comunicación por voz en un coche

OnStar se gestó en el año 1995; sin embargo, no fue hasta la edición de 1996 del Salón del Automóvil de Chicago cuando General Motors presentó de forma oficial su innovador servicio. El gigante de Detroit se unía a las compañías Electronic Data Systems y Hughes Electronics Corporation para dar a luz a OnStar Corporation. Hughes Electronics aportaba sus conocimientos en tecnología de comunicaciones por satélite y electrónica, mientras que EDS se ocupaba mayormente del desarrollo de sistemas, la gestión de la información y las tecnologías de servicio al cliente; General Motors por su parte se encargaría del diseño y la integración de OnStar en los vehículos.

A finales de ese mismo año, pero considerados ya como MY 1997, se incorporaba en los Cadillac DeVille, Seville y Eldorado el que se convertía en el primer sistema manos libres de comunicación de voz incorporado en un automóvil. OnStar utilizaba el sistema de posicionamiento global GPS y las telecomunicaciones por satélite para poner en contacto al conductor del vehículo con los teleoperadores de OnStar.

A finales de 1996, varios modelos Cadillac empezaron a equipar OnStar, que se convertía en el primer sistema manos libres de comunicación de voz incorporado en un automóvil

Algunos años más tarde, ya en 2001, OnStar amplió sus servicios. La entrada en el nuevo siglo trajo consigo un OnStar con la posibilidad de hacer llamadas personales con manos libres, además de poder acceder al correo electrónico, las noticias u otra información sin retirar la mirada de la carretera. Sin embargo, para descubrir los primeros vestigios de OnStar hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo…

DAIR: el primer germen de OnStar nació en los años 60

Mucho antes de que las tecnologías de comunicación por satélite, o sin cables en general, fuesen comunes comercialmente, General Motors desarrolló un sistema que incorporó en dos prototipos pasado el primer lustro de los años sesenta. Lo llamó ‘Driver Aid, Information and Routing’, que se puede traducir al español como ‘ayuda, información y asistencia de ruta para el conductor’.

El sistema DAIR se basaba en tarjetas perforadas, las cuales almacenaban el algoritmo de una ruta a base de registrar los pasos de la misma uno a uno mediante la presencia o ausencia de agujeros en posiciones predeterminadas. Antes de emprender el viaje, quien se fuera a poner al volante sólo tenía que solicitar a una central la guía de ruta para su destino; acto seguido recibía la tarjeta perforada con la información de dicha ruta. Unos electroimanes enterrados bajo la calzada, programados para reconocer la intersección más cercana a la que se encontraban, enviarían una señal al coche que posteriormente la consola DAIR cotejaría con la información de la tarjeta perforada e indicaría al conductor mediante una señal luminosa si en la siguiente intersección o salida debía girar a la izquierda, a la derecha o continuar recto.

El sistema DAIR se basaba en tarjetas perforadas. Junto a electroimanes y repetidores de radio, transmitía la guía de ruta, información del estado del tráfico e incluso permitía pedir auxilio en caso de incidente

Pero el sistema DAIR iba aún más allá: mediante una serie de estaciones centrales de retransmisión por radio y repetidores, además de los sensores magnéticos enterrados ya mencionados, se comunicaba todo tipo de información, desde las rutas hasta las condiciones de las carreteras e informes de accidentes o puntos de interés cercanos. En caso de quedarte tirado en la carretera, con un dispositivo DAIR podías solicitar socorro a la policía, bomberos, una ambulancia o a una grúa; pero también podías solicitar ayuda para preguntar, por ejemplo, por el motel más cercano.

El vehículo emitía el mensaje a un repetidor y este, a su vez, enviaba la señal (esta vez por cable) a la central más cercana. La persona al otro lado de la línea, desde la central, respondía a la llamada del conductor ofreciéndole la ayuda que necesitara. Esto era posible gracias a que el coche equipaba una consola con un receptor capaz de comunicarse bidireccionalmente -incluso por voz mediante radiofrecuencia-, además de un codificador y una serie de circuitos lógicos que automatizaban la guía de una ruta determinada.

Mediante un panel en el salpicadero, DAIR alertaba de algunas señales de la carretera y de los límites de velocidad. ¡En los años sesenta!

Por otro lado, un panel en la parte alta del salpicadero indicaba las señales y los límites de velocidad. De aportar esta información se encargarían los imanes soterrados en series de tres. Si, por ejemplo, en una de esas series, dos imanes tenían orientación norte-sur y otro sur-norte, significaba que ahí había una señal de STOP. Había otras cinco codificaciones para enviar información relativa a señales de tráfico, mientras que las otras dos posibles opciones se dejaban para los mensajes de voz e información de rutas.

A pesar de los esfuerzos de los ingenieros de la época por ofrecer las mismas métricas a los conductores que hemos llegado a tener hoy en día, la infraestructura requerida para el funcionamiento del DAIR (estimaban que sería necesario un repetidor cada 5 u 8 kilómetros, dependiendo de la orografía del terreno) y la extensa revisión a la que se deberían haber sometido las carreteras de Estados Unidos, con el gasto que ello supondría, resultó en un proyecto inviable. La implementación de la tecnología DAIR nunca llegó a materializarse, quedando entonces en poco más que un proyecto experimental. Realmente fue el germen de lo que más tarde estaría por venir y conocemos a día de hoy: los sistemas de posicionamiento global (GPS), la comunicación inalámbrica y la asistencia personal a bordo del vehículo. No sólo eso: DAIR fue también el primer vestigio del reconocimiento de señales (aunque trabajase de forma muy distinta a los sistemas actuales).

Hoy en día, más de 50 años después del nacimiento de esta idea (quizá loca en su momento), en Estados Unidos hay más de cinco millones de conversaciones en tiempo real entre clientes y operadores de OnStar cada mes. Una cifra con la que seguro soñarían los visionarios que ingeniaron el sistema DAIR en los años sesenta.

Fuente: General Motors

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A estas alturas, nos es relativamente familiar el sistema OnStar . Es el asistente personal y de conectividad de Opel , y entre sus funciones se encuentran las de la respuesta automática en caso de colisión, la conexión a Internet mediante WiFi, la asistencia en caso de robo del vehículo, además de ayuda personal sobre itinerarios o puntos de interés cercanos y la posibilidad de controlar diversos parámetros del coche, como el nivel de combustible o aceite, desde una aplicación en el smartphone. Gracias a esta aplicación se puede saber incluso dónde aparcaste


A estas alturas, nos es relativamente familiar el sistema OnStar. Es el asistente personal y de conectividad de Opel, y entre sus funciones se encuentran las de la respuesta automática en caso de colisión, la conexión a Internet mediante WiFi, la asistencia en caso de robo del vehículo, además de ayuda personal sobre itinerarios o puntos de interés cercanos y la posibilidad de controlar diversos parámetros del coche, como el nivel de combustible o aceite, desde una aplicación en el smartphone.

Gracias a esta aplicación se puede saber incluso dónde aparcaste. Sin embargo, y aunque parece que es un sistema nuevo -innovador podría pensarse- el nombre OnStar lleva ya años en el mercado. Más aún: para llegar a sus orígenes hay que remontarse varias décadas atrás para dar con un invento entonces realmente innovador…

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OnStar se gestó en el año 1995; sin embargo, no fue hasta la edición de 1996 del Salón del Automóvil de Chicago cuando General Motors presentó de forma oficial su innovador servicio. El gigante de Detroit se unía a las compañías Electronic Data Systems y Hughes Electronics Corporation para dar a luz a OnStar Corporation. Hughes Electronics aportaba sus conocimientos en tecnología de comunicaciones por satélite y electrónica, mientras que EDS se ocupaba mayormente del desarrollo de sistemas, la gestión de la información y las tecnologías de servicio al cliente; General Motors por su parte se encargaría del diseño y la integración de OnStar en los vehículos.

A finales de ese mismo año, pero considerados ya como MY 1997, se incorporaba en los Cadillac DeVille, Seville y Eldorado el que se convertía en el primer sistema manos libres de comunicación de voz incorporado en un automóvil. OnStar utilizaba el sistema de posicionamiento global GPS y las telecomunicaciones por satélite para poner en contacto al conductor del vehículo con los teleoperadores de OnStar.

A finales de 1996, varios modelos Cadillac empezaron a equipar OnStar, que se convertía en el primer sistema manos libres de comunicación de voz incorporado en un automóvil

Algunos años más tarde, ya en 2001, OnStar amplió sus servicios. La entrada en el nuevo siglo trajo consigo un OnStar con la posibilidad de hacer llamadas personales con manos libres, además de poder acceder al correo electrónico, las noticias u otra información sin retirar la mirada de la carretera. Sin embargo, para descubrir los primeros vestigios de OnStar hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo…

DAIR: el primer germen de OnStar nació en los años 60

Mucho antes de que las tecnologías de comunicación por satélite, o sin cables en general, fuesen comunes comercialmente, General Motors desarrolló un sistema que incorporó en dos prototipos pasado el primer lustro de los años sesenta. Lo llamó ‘Driver Aid, Information and Routing’, que se puede traducir al español como ‘ayuda, información y asistencia de ruta para el conductor’.

El sistema DAIR se basaba en tarjetas perforadas, las cuales almacenaban el algoritmo de una ruta a base de registrar los pasos de la misma uno a uno mediante la presencia o ausencia de agujeros en posiciones predeterminadas. Antes de emprender el viaje, quien se fuera a poner al volante sólo tenía que solicitar a una central la guía de ruta para su destino; acto seguido recibía la tarjeta perforada con la información de dicha ruta. Unos electroimanes enterrados bajo la calzada, programados para reconocer la intersección más cercana a la que se encontraban, enviarían una señal al coche que posteriormente la consola DAIR cotejaría con la información de la tarjeta perforada e indicaría al conductor mediante una señal luminosa si en la siguiente intersección o salida debía girar a la izquierda, a la derecha o continuar recto.

El sistema DAIR se basaba en tarjetas perforadas. Junto a electroimanes y repetidores de radio, transmitía la guía de ruta, información del estado del tráfico e incluso permitía pedir auxilio en caso de incidente

Pero el sistema DAIR iba aún más allá: mediante una serie de estaciones centrales de retransmisión por radio y repetidores, además de los sensores magnéticos enterrados ya mencionados, se comunicaba todo tipo de información, desde las rutas hasta las condiciones de las carreteras e informes de accidentes o puntos de interés cercanos. En caso de quedarte tirado en la carretera, con un dispositivo DAIR podías solicitar socorro a la policía, bomberos, una ambulancia o a una grúa; pero también podías solicitar ayuda para preguntar, por ejemplo, por el motel más cercano.

El vehículo emitía el mensaje a un repetidor y este, a su vez, enviaba la señal (esta vez por cable) a la central más cercana. La persona al otro lado de la línea, desde la central, respondía a la llamada del conductor ofreciéndole la ayuda que necesitara. Esto era posible gracias a que el coche equipaba una consola con un receptor capaz de comunicarse bidireccionalmente -incluso por voz mediante radiofrecuencia-, además de un codificador y una serie de circuitos lógicos que automatizaban la guía de una ruta determinada.

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Por otro lado, un panel en la parte alta del salpicadero indicaba las señales y los límites de velocidad. De aportar esta información se encargarían los imanes soterrados en series de tres. Si, por ejemplo, en una de esas series, dos imanes tenían orientación norte-sur y otro sur-norte, significaba que ahí había una señal de STOP. Había otras cinco codificaciones para enviar información relativa a señales de tráfico, mientras que las otras dos posibles opciones se dejaban para los mensajes de voz e información de rutas.

A pesar de los esfuerzos de los ingenieros de la época por ofrecer las mismas métricas a los conductores que hemos llegado a tener hoy en día, la infraestructura requerida para el funcionamiento del DAIR (estimaban que sería necesario un repetidor cada 5 u 8 kilómetros, dependiendo de la orografía del terreno) y la extensa revisión a la que se deberían haber sometido las carreteras de Estados Unidos, con el gasto que ello supondría, resultó en un proyecto inviable. La implementación de la tecnología DAIR nunca llegó a materializarse, quedando entonces en poco más que un proyecto experimental. Realmente fue el germen de lo que más tarde estaría por venir y conocemos a día de hoy: los sistemas de posicionamiento global (GPS), la comunicación inalámbrica y la asistencia personal a bordo del vehículo. No sólo eso: DAIR fue también el primer vestigio del reconocimiento de señales (aunque trabajase de forma muy distinta a los sistemas actuales).

Hoy en día, más de 50 años después del nacimiento de esta idea (quizá loca en su momento), en Estados Unidos hay más de cinco millones de conversaciones en tiempo real entre clientes y operadores de OnStar cada mes. Una cifra con la que seguro soñarían los visionarios que ingeniaron el sistema DAIR en los años sesenta.

Fuente: General Motors

En Diariomotor:

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2014 no ha sido un año bueno para General Motors. Probablemente haya sido su annus …

General Motors quiere que tu coche mejore mientras duermes. Nota: Tesla ya lo ha hecho…
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