Prueba del Fiat 600e: ¿es este SUV eléctrico digno de un apellido con tanta historia?

Cuando en 2007 Fiat se sacó de la manga una reinterpretación de su mítico 500 , justo cuando el modelo cumplía medio siglo, la caída de bruces podría haber sido de las que marcan época, sobre todo en Italia, donde tienen al 500 como un auténtico icono.

Cuando en 2007 Fiat se sacó de la manga una reinterpretación de su mítico 500, justo cuando el modelo cumplía medio siglo, la caída de bruces podría haber sido de las que marcan época, sobre todo en Italia, donde tienen al 500 como un auténtico icono. Sin embargo, lejos de ser un error histórico, fue uno de los mayores aciertos de la firma italiana, con miles de personas celebrando y abarrotando las calles con la ilusión de la presentación de una nueva generación del 500.

Pues bien, con esto en mente y sabiendo que ‘todo tiempo pasado, fue mejor’, Fiat ha intentando hacer un nuevo salto mortal con tirabuzón con el 600, un apellido que, sobre todo en España, tiene un peso incluso mayor que en la propia Italia. Y aquí es donde empiezan los problemas, porque la Fiat actual no es la Fiat de 2007…

Sí, ahora pertenecen al grupo Stellantis, las finanzas están mejor y el apoyo que supone estar en un conglomerado de tal magnitud, se hacen notar. Pero ese estilo ‘Dolce Vita’ que caracterizó a muchos de los coches de la casa Fiat, ya no está. Y no por el diseño en sí, que sí es muy propio e interesante, sino por la sensación de estar ante un coche más del Grupo y no tanto un Fiat de cuna. Algo que pasa en todos los grupos, también hay que decirlo…

Y es que el nuevo 600 (se venderá como eléctrico y como híbrido) ya no es tan fiel como lo fue el 500 en su reinterpretación, porque para empezar pasa a ser un SUV que comparte plataforma con modelos Stellantis como el Peugeot 2008, el Jeep Avenger o el Opel Mokka. Sí, tiene un diseño claramente identificable con Fiat, desde el frontal, con esos faros redondos y las formas curvas de su capó y aletas, hasta la zaga, donde las luces hacen ver de manera sencilla que es un ‘hermano mayor’ del 500; pero no tiene tanta personalidad como el 500. Las cosas como son.

Fiat tiene en este nuevo 600 al sucesor directo del 500X, un modelo que supuso un éxito también en ventas, y lo cierto es que con el 600 han ido hacia el mismo tipo de público, con un espacio interior generoso, unos asientos cómodos, una suspensión que es realmente destacable en cuanto a confort, un buen maletero para el tamaño, tecnología, etc., pero es inevitable darse cuenta de que es más Stellantis que Fiat.

Esto no es necesariamente un problema, de hecho para la gran mayoría no lo será. Como decimos, tiene una suspensión que nos recuerda mucho a las de los Citroën, realmente cómoda y suave en cualquier circunstancia y es de lo mejorcito que ofrece el 600e; tiene también un sistema multimedia que integra Apple CarPlay y Android Auto; tiene buenos acabados y una plataforma que ofrece muchas ventajas a nivel de electrificación, un gran espacio… Pero si lo que buscas es ese toque Fiat, está más en detalles de diseño específicos, que en el conjunto del coche.

Ahora bien, no hay que olvidarse que en materia de electrificación, que es hacia donde vamos, queramos o no, Stellantis tiene un grandísimo músculo que hace que pueda ofrecer modelos como el nuevo Peugeot E-3008 con hasta 700 kilómetros de autonomía. Fiat, o más bien FCA (Fiat, Alfa Romeo, Jeep, Chrysler, RAM y Dodge), andaba bastante atrasada en este ámbito antes de unirse a PSA (Peugeot, Citroën, Opel, DS y Vauxhall) para formar el Grupo Stellantis.

Es por ello que Fiat puede tener un 600e 100% eléctrico con más de 400 kilómetros de autonomía (409 homologados para ser exáctos), como el que hemos probado esta semana y, además, ofrecer una versión híbrida también. La producción a escala tiene sus ventajas, y todos se benefician de un trabajo conjunto.

¿Qué ofrece exáctamente este nuevo Fiat 600e?

La mecánica de este 600e es sencilla, al menos de momento, pues sólo se ofrece con 156 CV de potencia y un tamaño de batería: 54 kWh, suficientes para homologar los 409 kilómetros que hemos mencionado anteriormente, aunque en circunstancias reales se acercan más a los 320 en uso combinado, con más urbano que autovía. Además, tiene 3 modos de conducción que varían la potencia: Eco (95 CV), Normal (109 CV) y Sport (156 CV). La potencia es más que suficiente para la gran mayoría de situaciones, aunque sí es cierto que se le nota algo pesado, quizá también por esa suspensión tan blanda y confortable que, en curva o salidas rápidas, hace que los cabeceos se noten más.

La batería se puede cargar con corriente alterna a un máximo de 11 kW y con continua, a 100 kW, por lo que, en unos 30 minutos, podremos pasar del 10 al 80% de su carga. Y mientras esperas a que se cargue, el propio coche tiene en su sistema multimedia juegos integrados como el tres en raya, el ahorcado o el 2048; para uno o dos jugadores. Un buen detalle.

Dentro de su habitáculo encontramos una pantalla central de 10 pulgadas y un cuadro de instrumentos digital personalizable de 7. Tiene también materiales correctos para su segmento, con plásticos duros en algunas zonas y blandos en las más altas, así como costuras en colores llamativos en el caso de la unidad que probamos; el 600e La Prima.

Nos sorprendió la cantidad de espacio de almacenamiento interior que tiene el 600e, con un baúl enorme donde iría colocada normalmente la palanca del cambio que, además, tiene una tapa plegable tipo funda de iPad, muy cómoda. Tiene también dos lugares específicos para smartphones, uno con carga por inducción, un hueco bajo el reposabrazos, huecos en las puertas generosos, espacio en el maletero para 360 litros de carga (10 más que en un Jeep Avenger, que es el mismo coche)… Para familias es un coche urbano más que práctico. Y además tiene un estilo muy propio.

Se comercializan dos niveles de equipamiento llamados RED y La Prima, el primero con llantas de 16 pulgadas y el segundo con unas de 18. Los colores de carrocería dependen del nivel de equipamiento. RED tiene tres: blanco, negro y rojo; mientras que La Prima tiene cuatro, todos metalizados (RED sólo tiene sólidos): azul, naranja, beige y verde oscuro. En cuanto a los precios, el 600e con acabado RED arranca en España en 34.377 euros, mientras que el 600e La Prima lo hace en 39.377 euros.

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Conducimos el Opel Grandland Hybrid, un SUV con una autonomía de 65 kilómetros en modo eléctrico

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil , las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas. La combinación de un motor térmico con otro eléctrico nos va a permitir circular por lo general entre 50 y 70 kilómetros en modo completamente eléctrico y tener la tranquilidad, en caso de agotar la batería, de disponer del motor convencional para seguir recorriendo kilómetros sin mayores problemas. Todo eso sin olvidar los beneficios de disfrutar de la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico que permiten aparcar gratis en ciudades como Madrid o poder usar los carriles VAO solo ocupados por el conductor.

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil, las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas.

La combinación de un motor térmico con otro eléctrico nos va a permitir circular por lo general entre 50 y 70 kilómetros en modo completamente eléctrico y tener la tranquilidad, en caso de agotar la batería, de disponer del motor convencional para seguir recorriendo kilómetros sin mayores problemas.

Todo eso sin olvidar los beneficios de disfrutar de la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico que permiten aparcar gratis en ciudades como Madrid o poder usar los carriles VAO solo ocupados por el conductor.

En este sentido, Opel no ha querido perder protagonismo y en la última actualización del Grandland ofrece dos alternativas, una de 225 CV (que es la que hemos probado) y otra de 300 CV que ya dispone de tracción total y dos motores eléctricos.

Habitáculo espacioso

Tras el Mokka y el Crossland, los dos SUV de Opel dentro del segmento B, el pasado año le llegó el turno de renovación al Grandland, un modelo de 4,4 metros de longitud que compite con los Peugeot 3008, Toyota RAV4 o Citroën C5 Aircross, entre otros.

Si bien es un modelo que conserva la base estructural y las motorizaciones con respecto a su predecesor, el cambio acometido es bastante profundo por dentro y por fuera, primero para integrarse en la nueva línea de diseño de Opel y, segundo, para adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas y de digitalización que marca el mercado.

Así, lo primero que llama la atención es el frontal “Vizor”, que como en el Mokka y Astra se caracteriza por una ancha barra de color negro, con el logotipo en el centro, que termina con las nuevas ópticas LED en forma de “L” tumbada y con 84 diodos por faro. Además, la posición de la parrilla es más elevada que antes, los paragolpes disponen de entradas de aire verticales más grandes y la parte inferior tiene molduras más vistosas.

Visto de perfil, los cambios no son tan sustanciales más allá de unas nuevas llantas, mientras que el cambio más significativo por detrás es el nombre del modelo inscrito y muy visible en el centro del portón.

Completamente digitalizado

Por dentro, y como hemos apuntado, la digitalización gana terreno gracias al “Pure Panel”. Se trata de dos pantallas dispuestas en serie que hacen las veces de cuadro de instrumentos y de sistema multimedia. El tamaño mínimo de ambas es de 7 pulgadas, pero las versiones más equipadas cuentan con un cuadro de 10” y una pantalla central de 12.

Acompañando a estos elementos, resaltar unos acabados de buen diseño y calidad, y unos asientos ergonómicamente diseñados y ajustables para que el cuerpo, y sobre todo la espalda, sufra lo menos posible. Tampoco podemos dejar de lado el sistema de visión nocturna Night Vision. Opera mediante una cámara infrarroja y detecta peatones, ciclistas o animales a 100 metros de distancia, alertando de su presencia al conductor en el habitáculo.

La oferta mecánica contempla motores térmicos e híbridos. Entre los primeros, un tres cilindros gasolina de 1,2 litros y 130 caballos que se puede asociar a un cambio manual de seis marchas o uno automático de ocho relaciones, y un diésel de cuatro cilindros, 1,5 litros y también 130 CV, en este caso exclusivamente con transmisión automática.

Por encima, sobre todo en potencia, hay dos versiones híbridas enchufables de gasolina, que gracias a una reducción del peso del coche y otros ajustes elevan la autonomía eléctrica hasta los 65 kilómetros, una cifra realmente interesante. Estas versiones van equipadas con una batería de iones de litio de 13,2 kWh que puede recuperar la energía en tan solo 2 horas si se conecta a un poste de 7,4 kW, mientras que en un enchufe convencional doméstico la carga se eleva hasta las 8 horas, un lapso que igualmente permite tener listo el coche para una conducción eléctrica a diario.

225 CV de potencia

Al volante de la versión de 225 CV (fruto de la combinación de un motor térmico turbo de 180 CV más otro eléctrico de 110 CV) hemos podido constatar que el Grandland Hybrid de acceso ofrece un comportamiento muy equilibrado en el que prima el confort e igualmente un gran poder de aceleración y prestaciones que le confiere el potente sistema híbrido. Además, esta variante cuenta con tres modos de conducción, Eléctrico, Híbrido y Sport para adecuar el sistema a cada situación.

El nuevo Opel Grandland Hybrid se estructura en torno a tres acabados, Business Edition, GS Line y Ultimate, y tiene un precio de partida de 44.050 euros sin incluir los descuentos y las ayudas del Plan Moves III que pueden dejar la cifra final en unos 39.000 euros.

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Conducimos el Opel Grandland Hybrid, un SUV con una autonomía de 65 kilómetros en modo eléctrico

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil , las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas. La combinación de un motor térmico con otro eléctrico nos va a permitir circular por lo general entre 50 y 70 kilómetros en modo completamente eléctrico y tener la tranquilidad, en caso de agotar la batería, de disponer del motor convencional para seguir recorriendo kilómetros sin mayores problemas. Todo eso sin olvidar los beneficios de disfrutar de la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico que permiten aparcar gratis en ciudades como Madrid o poder usar los carriles VAO solo ocupados por el conductor

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil, las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas.

La combinación de un motor térmico con otro eléctrico nos va a permitir circular por lo general entre 50 y 70 kilómetros en modo completamente eléctrico y tener la tranquilidad, en caso de agotar la batería, de disponer del motor convencional para seguir recorriendo kilómetros sin mayores problemas.

Todo eso sin olvidar los beneficios de disfrutar de la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico que permiten aparcar gratis en ciudades como Madrid o poder usar los carriles VAO solo ocupados por el conductor.

En este sentido, Opel no ha querido perder protagonismo y en la última actualización del Grandland ofrece dos alternativas, una de 225 CV (que es la que hemos probado) y otra de 300 CV que ya dispone de tracción total y dos motores eléctricos.

Habitáculo espacioso

Tras el Mokka y el Crossland, los dos SUV de Opel dentro del segmento B, el pasado año le llegó el turno de renovación al Grandland, un modelo de 4,4 metros de longitud que compite con los Peugeot 3008, Toyota RAV4 o Citroën C5 Aircross, entre otros.

Si bien es un modelo que conserva la base estructural y las motorizaciones con respecto a su predecesor, el cambio acometido es bastante profundo por dentro y por fuera, primero para integrarse en la nueva línea de diseño de Opel y, segundo, para adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas y de digitalización que marca el mercado.

Así, lo primero que llama la atención es el frontal “Vizor”, que como en el Mokka y Astra se caracteriza por una ancha barra de color negro, con el logotipo en el centro, que termina con las nuevas ópticas LED en forma de “L” tumbada y con 84 diodos por faro. Además, la posición de la parrilla es más elevada que antes, los paragolpes disponen de entradas de aire verticales más grandes y la parte inferior tiene molduras más vistosas.

Visto de perfil, los cambios no son tan sustanciales más allá de unas nuevas llantas, mientras que el cambio más significativo por detrás es el nombre del modelo inscrito y muy visible en el centro del portón.

Completamente digitalizado

Por dentro, y como hemos apuntado, la digitalización gana terreno gracias al “Pure Panel”. Se trata de dos pantallas dispuestas en serie que hacen las veces de cuadro de instrumentos y de sistema multimedia. El tamaño mínimo de ambas es de 7 pulgadas, pero las versiones más equipadas cuentan con un cuadro de 10” y una pantalla central de 12.

Acompañando a estos elementos, resaltar unos acabados de buen diseño y calidad, y unos asientos ergonómicamente diseñados y ajustables para que el cuerpo, y sobre todo la espalda, sufra lo menos posible. Tampoco podemos dejar de lado el sistema de visión nocturna Night Vision. Opera mediante una cámara infrarroja y detecta peatones, ciclistas o animales a 100 metros de distancia, alertando de su presencia al conductor en el habitáculo.

La oferta mecánica contempla motores térmicos e híbridos. Entre los primeros, un tres cilindros gasolina de 1,2 litros y 130 caballos que se puede asociar a un cambio manual de seis marchas o uno automático de ocho relaciones, y un diésel de cuatro cilindros, 1,5 litros y también 130 CV, en este caso exclusivamente con transmisión automática.

Por encima, sobre todo en potencia, hay dos versiones híbridas enchufables de gasolina, que gracias a una reducción del peso del coche y otros ajustes elevan la autonomía eléctrica hasta los 65 kilómetros, una cifra realmente interesante. Estas versiones van equipadas con una batería de iones de litio de 13,2 kWh que puede recuperar la energía en tan solo 2 horas si se conecta a un poste de 7,4 kW, mientras que en un enchufe convencional doméstico la carga se eleva hasta las 8 horas, un lapso que igualmente permite tener listo el coche para una conducción eléctrica a diario.

225 CV de potencia

Al volante de la versión de 225 CV (fruto de la combinación de un motor térmico turbo de 180 CV más otro eléctrico de 110 CV) hemos podido constatar que el Grandland Hybrid de acceso ofrece un comportamiento muy equilibrado en el que prima el confort e igualmente un gran poder de aceleración y prestaciones que le confiere el potente sistema híbrido. Además, esta variante cuenta con tres modos de conducción, Eléctrico, Híbrido y Sport para adecuar el sistema a cada situación.

El nuevo Opel Grandland Hybrid se estructura en torno a tres acabados, Business Edition, GS Line y Ultimate, y tiene un precio de partida de 44.050 euros sin incluir los descuentos y las ayudas del Plan Moves III que pueden dejar la cifra final en unos 39.000 euros.

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Conducimos el Opel Grandland Hybrid, un SUV con una autonomía de 65 kilómetros en modo eléctrico

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil , las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas.

En un momento en el que la electrificación crece como la espuma en el mercado del automóvil, las soluciones híbridas enchufables a día de hoy son, sin duda, las más prácticas y adecuadas.

La combinación de un motor térmico con otro eléctrico nos va a permitir circular por lo general entre 50 y 70 kilómetros en modo completamente eléctrico y tener la tranquilidad, en caso de agotar la batería, de disponer del motor convencional para seguir recorriendo kilómetros sin mayores problemas.

Todo eso sin olvidar los beneficios de disfrutar de la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico que permiten aparcar gratis en ciudades como Madrid o poder usar los carriles VAO solo ocupados por el conductor.

En este sentido, Opel no ha querido perder protagonismo y en la última actualización del Grandland ofrece dos alternativas, una de 225 CV (que es la que hemos probado) y otra de 300 CV que ya dispone de tracción total y dos motores eléctricos.

Habitáculo espacioso

Tras el Mokka y el Crossland, los dos SUV de Opel dentro del segmento B, el pasado año le llegó el turno de renovación al Grandland, un modelo de 4,4 metros de longitud que compite con los Peugeot 3008, Toyota RAV4 o Citroën C5 Aircross, entre otros.

Si bien es un modelo que conserva la base estructural y las motorizaciones con respecto a su predecesor, el cambio acometido es bastante profundo por dentro y por fuera, primero para integrarse en la nueva línea de diseño de Opel y, segundo, para adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas y de digitalización que marca el mercado.

Así, lo primero que llama la atención es el frontal “Vizor”, que como en el Mokka y Astra se caracteriza por una ancha barra de color negro, con el logotipo en el centro, que termina con las nuevas ópticas LED en forma de “L” tumbada y con 84 diodos por faro. Además, la posición de la parrilla es más elevada que antes, los paragolpes disponen de entradas de aire verticales más grandes y la parte inferior tiene molduras más vistosas.

Visto de perfil, los cambios no son tan sustanciales más allá de unas nuevas llantas, mientras que el cambio más significativo por detrás es el nombre del modelo inscrito y muy visible en el centro del portón.

Completamente digitalizado

Por dentro, y como hemos apuntado, la digitalización gana terreno gracias al “Pure Panel”. Se trata de dos pantallas dispuestas en serie que hacen las veces de cuadro de instrumentos y de sistema multimedia. El tamaño mínimo de ambas es de 7 pulgadas, pero las versiones más equipadas cuentan con un cuadro de 10” y una pantalla central de 12.

Acompañando a estos elementos, resaltar unos acabados de buen diseño y calidad, y unos asientos ergonómicamente diseñados y ajustables para que el cuerpo, y sobre todo la espalda, sufra lo menos posible. Tampoco podemos dejar de lado el sistema de visión nocturna Night Vision. Opera mediante una cámara infrarroja y detecta peatones, ciclistas o animales a 100 metros de distancia, alertando de su presencia al conductor en el habitáculo.

La oferta mecánica contempla motores térmicos e híbridos. Entre los primeros, un tres cilindros gasolina de 1,2 litros y 130 caballos que se puede asociar a un cambio manual de seis marchas o uno automático de ocho relaciones, y un diésel de cuatro cilindros, 1,5 litros y también 130 CV, en este caso exclusivamente con transmisión automática.

Por encima, sobre todo en potencia, hay dos versiones híbridas enchufables de gasolina, que gracias a una reducción del peso del coche y otros ajustes elevan la autonomía eléctrica hasta los 65 kilómetros, una cifra realmente interesante. Estas versiones van equipadas con una batería de iones de litio de 13,2 kWh que puede recuperar la energía en tan solo 2 horas si se conecta a un poste de 7,4 kW, mientras que en un enchufe convencional doméstico la carga se eleva hasta las 8 horas, un lapso que igualmente permite tener listo el coche para una conducción eléctrica a diario.

225 CV de potencia

Al volante de la versión de 225 CV (fruto de la combinación de un motor térmico turbo de 180 CV más otro eléctrico de 110 CV) hemos podido constatar que el Grandland Hybrid de acceso ofrece un comportamiento muy equilibrado en el que prima el confort e igualmente un gran poder de aceleración y prestaciones que le confiere el potente sistema híbrido. Además, esta variante cuenta con tres modos de conducción, Eléctrico, Híbrido y Sport para adecuar el sistema a cada situación.

El nuevo Opel Grandland Hybrid se estructura en torno a tres acabados, Business Edition, GS Line y Ultimate, y tiene un precio de partida de 44.050 euros sin incluir los descuentos y las ayudas del Plan Moves III que pueden dejar la cifra final en unos 39.000 euros.

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