La que tienen liada en los Estados Unidos la Environmental Protection Agency (EPA), los fabricantes de coches y el presidente electo Donald Trump es para hacer una novela. El ejecutivo del presidente Barack Obama logró aprobar una ley para promover el ahorro energético a base de reducir el consumo de combustible y las emisiones contaminantes. Sin embargo esta ley ha sido muy polémica ya que los fabricantes de coches han hecho todo lo humanamente posible para que no fuera aprobada.
A dÃa de hoy no sabemos qué pasará con ella, pues cuando Trump llegue a la Casa Blanca y establezca de forma definitiva su ejecutivo puede que vaya al traste. Hace unos dÃas os informábamos de que la EPA querÃa dejar la normativa de gases tal como está, pero luego nos enteramos de que la persona que estará al frente de esta agencia es contraria a luchar contra el cambio climático y por tanto muy probablemente la mande al traste tal como entre por la puerta y se siente en su cómodo sillón.
No obstante la EPA parece que está dispuesta a dar guerra y por ahora se cierra en banda a paralizar la ley o autorizar a los fabricantes para que se la salten a la torera. La agencia protectora del medio ambiente ha comunicado a la Alianza de Fabricantes de Automóviles que no extenderá el plazo para que adapten sus mecánicas a los estándares aprobados en la ley y que por tanto tendrán que cumplirla si quieren seguir vendiendo sus coches en suelo americano.
Esta alianza ha calificado la decisión tomada por la EPA como de decepcionante ya que no han cumplido los plazos que ellos mismos establecieron para confirmar la entrada en valor de la norma. Además, también han comunicado que tienen esperanzas de que el ejecutivo de Trump tumbe la normativa o la vuelva a reescribir para hacerla más benévola a sus intereses.
Veremos cómo acaba esto, pero tiene pinta de que peor que el Rosario de la Aurora.
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