Skoda Yeti. Absoluta comodidad checa.

Un SUV compacto con tracción a las cuatro ruedas que también vale para el terreno off-road. Pero son su buen precio y la buena figura que hace en recorridos largos, los argumentos que hacen del Skoda Yeti un coche muy demandado

Una marca como Skoda, que hace de la inteligencia de compra su lema, no podía carecer en su gama de un SUV como el Yeti. Sin tener un tamaño demasiado voluminoso (4.223 mm de largo, 1.793 de ancho y 1.691 de alto), a primera vista parece adecuado para desplazarse en recorridos interurbanos o urbanos, pero también para afrontar viajes en familia gozando de la generosa luminosidad que augura tanta superficie acristalada.

Skoda Yeti
Lo que el Yeti aporta a la gama checa es un toque de ocio superior al que ofrecía el Skoda Scout, versión campera con la que todavía no cuenta el nuevo Octavia. Es decir, altura libre al suelo para superar pequeños baches y tracción total para seguir adelante en superficies embarradas, nevadas o arenosas o pedregosas.

Por dentro se descubre un diseño muy del estilo Skoda, con un cuadro de relojes que se lee con absoluta claridad y una disposición de los mandos perfecta, aunque la pantalla del navegador mejoraría si estuviese situada a mayor altura.

Las butacas no pretenden ofrecer una gran sujeción lateral pero sí con amplias y confortables. Se trata de una comodidad que también se ha buscado en las plazas traseras, donde los acompañantes juegan con la ventaja de un buen espacio para las piernas y los suficientes huecos para guardar los objetos de mano. Lo único que se le puede achacar al interior es la excesiva sobriedad, demostrando que el Yeti quiere ser por dentro un coche práctico antes que llamativo.

Respecto al maletero, 405 litros puede ser suficiente para cinco ocupantes que tengan por delante una semana de vacaciones, aunque ya anunciamos que no sobrará ni un milímetro cuadrado de espacio, como sí nos sucedería, por ejemplo, con el espectacular maletero del Octavia Combi (610 litros).