¿Por qué ponerse botas de moto? | Consejos para ir de ruta

El equipamiento de seguridad que se utiliza para ir en moto abarca mucho más que el casco . La diferencia está en que este último es el único elemento que por el momento es obligatorio llevar

El equipamiento de seguridad que se utiliza para ir en moto abarca mucho más que el casco. La diferencia está en que este último es el único elemento que por el momento es obligatorio llevar. En esta ocasión queremos hablarte de las botas de moto, una pieza de gran importancia si tenemos pensado salir de ruta.

Por qué son importantes las botas de moto

Cuando nos compramos una motocicleta, estamos ilusionados con ella y nos centramos en su diseño y en el del casco que vamos a llevar. Pero, nos olvidamos de otros aspectos igual de relevantes, como pueden ser los guantes, la chaqueta o las botos de moto.

Tanto si la moto que utilizamos es una scooter como si se trata de una custom, su uso responde a una cuestión de seguridad. Las botas de moto no nos protegen únicamente del frío, dado que cuando suelen utilizarse es en invierno. Además, ofrecen protección a los dedos, los tobillos, los gemelos e incluso la espinilla.

En el caso de que se produjera una caída en movimiento, evitan las rozaduras o las quemaduras al entrar en contacto con el asfalto. Y cuando la caída se produce en parado, evitan que nos quememos con el tubo de escape o nos hagamos daño con la grava.

Consejos para elegir las botas de moto

A la hora de decantarnos por un modelo de botas de moto, hay que tener en cuenta también el que tenemos de motocicleta. Y otro aspecto relevante es si únicamente las necesitamos para circular por la ciudad o si también tenemos pensado salir de ruta y realizar travesías largas. A mayor distancia y velocidad, mayor protección vamos a necesitar.

Las botas de moto de tipo trial acostumbran a ser ligeras y se centran en permitir el movimiento de tobillo. Sin embargo, cuando se trata de botas de crucero, aumenta la comodidad y además cuentan con refuerzo para el frío resistente al agua.

Valora la calidad de la piel

No es necesario optar por unas botas que sean de piel, ya que en la actualidad podemos encontrar diversos modelos fabricados con piel sintética que nos ofrecen muy buena protección. Los materiales utilizados son, por ejemplo, el carbono, el titanio o el kevlar. Lo importante es que sean resistentes, cómodas y que ofrezcan buena protección.

Cuidado con la suela

Aunque siempre tengamos en mente el material del cuerpo de la bota, es la suela la que nos permite el agarre al pedal. Cuando llueve y la estribera está resbaladiza, es necesario que la suela nos asegure la sujeción firme.

¿Están homologadas?

Tal y como sucede con el casco, las botas de moto también pueden estar homologadas. Aunque esto no equivale necesariamente a una excelente calidad, sí que nos ofrece una garantía. Para identificarlas debemos buscar un símbolo de un motorista.

Resistencia a las travesías largas

Si el objetivo es salir de ruta, las botas de moto nos deben garantizar una buena resistencia, ya que el uso será continuo y quizás en condiciones extremas. Por este mismo motivo, deben ser cómodas y permitir un cierto margen de movilidad. Además, deben mantener nuestros pies calientes y aislados del agua y del frío. Si utilizamos mono, deben ajustarse a este a la perfección.

Cuidado con el cierre

Por último, las botas de moto deben tener un buen cierre. Aunque existen múltiples opciones, lo más recomendable es que utilicen el sistema mixto. Es decir, por ejemplo una cremallera y velcro encima.

Evita confiarte con el calzado e invierte siempre en elementos de seguridad que te protejan. No esperes a que sea demasiado tarde para darte cuenta de la importancia de llevar botas de moto en tus rutas.

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Distracciones asesinas

Un estudio que en su día realizó Audi arrojaba resultados alarmantes: tres de cada cuatro conductores españoles en alguna ocasión se ha preguntado en su destino cómo había llegado hasta él. Terrible, ¿verdad? Es lo que los especialistas denominan conducción subconsciente, es decir, desplazarse a los mandos de un vehículo sin prestar la atención necesaria que exige el tráfico, las indicaciones, el resto de los automóviles o los peatones

Un estudio que en su día realizó Audi arrojaba resultados alarmantes: tres de cada cuatro conductores españoles en alguna ocasión se ha preguntado en su destino cómo había llegado hasta él. Terrible, ¿verdad? Es lo que los especialistas denominan conducción subconsciente, es decir, desplazarse a los mandos de un vehículo sin prestar la atención necesaria que exige el tráfico, las indicaciones, el resto de los automóviles o los peatones.

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La amenaza que este comportamiento representa para la seguridad vial es tan evidente que no creo ni que merezca mayor explicación. Pero incluso más preocupante, si es que este fenómeno no lo es ya suficientemente, me parece la tendencia creciente de los automovilistas a prestar atención a muchos factores externos a su actividad en detrimento de lo que realmente les debería ocupar, que no es otra cosa que concentrarse en la conducción. El pronóstico no falla; el coche que nos precede se desvía de su trayectoria, no se mantiene en su carril o reduce exagerada e innecesariamente la velocidad… y en su interior encontramos a un irresponsable mirando la pantalla de su teléfono inteligente, sin duda mucho más que él.

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Para muchos se ha convertido ya en una costumbre, en la normalidad al volante. No es ya que marquen dígitos para realizar llamadas telefónicas, es que chatean, contestan sus correos electrónicos, responden a comentarios en Facebook, miran las indicaciones de un navegador o siguen las últimas actualizaciones de su Twitter. En definitiva, desplazan su vista y su atención hacia una pantalla abandonando la que exige la carretera: el coche que tiene delante, la moto que atraviesa una intersección o el niño que cruza la calzada. Y cuando su reacción quiera llegar, será demasiado tarde, habrá cometido una distracción que puede resultar asesina. Así de simple, así de crudo, así de irracional…

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En ocasiones, comento el asunto con otros conductores y parecen restarle importancia. No les resulta tan tremendo manejar el dichoso telefonito mientras conducen, total son sólo unos segundos… La verdad es que no doy crédito a que alguien con un coeficiente intelectual medio pueda pensar así. Me irrita sobremanera esa actitud,  no por la insensatez de quien la tiene (que también) sino por lo que pone en juego de forma tan gratuita y peligrosa: la vida de otras personas. Y no me olvido, por supuesto, de los peatones que caen en la misma sandez cruzando la vía sin estar pendientes del tráfico porque tienen algo muy urgente que resolver en la pantalla de su móvil. 

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Creo que todos deberíamos reflexionar al respecto, hacer un ejercicio de autocrítica y responsabilidad, ser consciente de que llevamos entre manos un vehículo que puede ser mortal y respetar la vida de quienes nos rodean. Sólo así podremos exigir lo mismo para nosotros y los nuestros, intentando evitar que algún día tengamos que arrepentirnos de un hábito que atenta contra el sentido común.

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