Mujer motera: cuatro razones para serlo

Ser una mujer motera es algo que todavía hoy puede resultar extraño para muchas personas. Los deportes de riesgo y la conducción han sido dominados siempre por los hombres. Sin embargo, cada vez más mujeres se atreven con ello, así que queremos compartir contigo las razones

Ser una mujer motera es algo que todavía hoy puede resultar extraño para muchas personas. Los deportes de riesgo y la conducción han sido dominados siempre por los hombres. Sin embargo, cada vez más mujeres se atreven con ello, así que queremos compartir contigo las razones.

Por qué ser una mujer motera

Aquello que llamamos femenino o masculino no es más que una construcción social. El hecho de que las mujeres se inclinen más hacia aspectos estéticos reside en la presión recibida desde la infancia.

Los hombres, por el contrario, son valorados por otras cualidades, como son su fuerza o su valentía. De ahí que el deporte o sus carreras profesionales cobren mayor fuerza en sus vidas, dejando en segundo plano la apariencia física.

Sabiendo esto, no se trata de renunciar a aquello que conocemos y nos gusta. El objetivo es, en realidad, ser conscientes de estas normas inculcadas para poder romper con ellas y decidir libremente lo que deseamos hacer.

El mundo de las motos está protagonizado principalmente por varones. Hoy en día, sigue resultando peculiar ver a una mujer sobre una moto deportiva. Por suerte, los tiempos cambian y cada vez encontramos más mujeres que se atreven a conducir una moto. ¿Quieres saber por qué?

Puedes conocer lugares nuevos

Conducir una moto da una gran libertad. Al ser más pequeñas que un coche podemos librarnos con facilidad de los atascos y ahorrar tiempo. Además, tenemos muchas más opciones para aparcarlas ya que requieren menos espacio y son menos visibles.

De este modo, podemos descubrir muchos lugares nuevos en los que no hayamos estado nunca. Por otra parte, tenemos una mayor visibilidad para disfrutar del entorno. Aquí os dejamos algunas rutas moteras.

Rompe con los estereotipos

No importa si te gusta llevar tacones o maquillarte. Tampoco importa si prefieres ir con la cara natural y utilizar ropa cómoda. O si quizás, te gusta arreglarte un poco pero sin invertir demasiado tiempo en ello.

Ser una mujer motera no va ligado a ningún estereotipo en concreto. No nos convierte en mujeres masculinas, puesto que el deporte o el riesgo no son algo exclusivo de ningún sexo. Tampoco nos transforma en un cuerpo sexy destinado a seducir a quien mira.

Una mujer motera no es más que una mujer a la que le gustan las motos, igual que sucede con los hombres. Sé tú misma y mantente fiel a ti misma, lejos de los estereotipos inculcados.

Prueba nuevas aventuras

Salir de nuestra zona de confort es algo imprescindible si queremos progresar como personas. Atrevernos a hacer cosas que nos dan miedo o respeto es una forma de aumentar la seguridad en nosotras mismas.

Conducir un coche o una moto son actividades perfectamente asequibles para las mujeres. Confiar en que somos capaces de hacerlo es el primer paso para experimentar nuevas aventuras que nos enriquecerán.

Saltarse las normas es divertido

Kathrine Switzer fue la primera mujer que corrió una maratón, al saltarse las normas que lo prohibían. Hoy, somos las mujeres las que tenemos que seguir rompiendo con la norma y elegir hacer aquello que nos apetezca.

Ser mujer motera significa ser una mujer libre que lleva el control, tanto de su moto como de su vida.

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