50 años del asesinato de Carrero Blanco: así era el Dodge que ETA hizo volar más de 30 metros en su atentado contra…

Se cumplen 50 años desde que se produjo la famosa ‘Operación Ogro’, un atentado del grupo terrorista ETA que terminó con el coche del entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, por los aires. Aquel coche en cuestión era un Dodge 3700 GT, un modelo con una carrocería de 5 metros de longitud y un motor de 6 cilindros y 3,7 litros que rozaba los 170 CV.

Se cumplen 50 años desde que se produjo la famosa ‘Operación Ogro’, un atentado del grupo terrorista ETA que terminó con el coche del entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, por los aires. Aquel coche en cuestión era un Dodge 3700 GT, un modelo con una carrocería de 5 metros de longitud y un motor de 6 cilindros y 3,7 litros que rozaba los 170 CV. Por aquel entonces (años 70), el Dodge 3700 GT era el coche que prestaba servicio a los políticos de más alto rango en España.

El 3700 GT había salido de la fábrica que tenía Chrysler en Villaverde (Madrid) en aquella época, perteneciente al grupo PSA; mismo lugar donde actualmente se fabrica el Citroën C4, por ejemplo.

20 de diciembre de 1973, Madrid

Pero volviendo a la historia y a aquel Dodge 3700 GT; esta comienza llevándonos al 20 de diciembre de 1973, justo frente al número 104 de la madrileña calle de Claudio Coello. Fue allí donde Carrero Blanco acabaría perdiendo la vida tras sufrir un atentado dentro de su automóvil oficial, junto a su chófer; José Luis Pérez Mogena, y al inspector de policía José Antonio Bueno Fernández, que viajaba en el asiento del copiloto.

Su Dodge 3700 GT de color negro, con matrícula PMM-16416, terminó como un amasijo de hierros retorcidos y, sus ocupantes, muertos. Sin embargo, lo curioso de todo es que, a pesar de que el Dodge no estaba blindado, su chasis soportó con bastante entereza el efecto de la enorme explosión provocada por nada menos que 50 kilos de dinamita que habían sido colocados bajo el asfalto.

Ahora bien, el efecto derivado de la explosión fue que, los 1.400 kilos que pesaba el coche, ascendieran en paralelo a la fachada trasera de la iglesia de San Francisco de Borja, a una altura aproximada de unos 30 metros, para, después de romper la cornisa superior y tras rodar por el tejado, ir a caer 10 metros más abajo, en una galería del inmueble.

La historia del coche tras la explosión

Tras este terrible atentado que pasó a la historia negra española, los restos del coche fueron llevados al Parque Móvil de los Ministerios Civiles. Allí permaneció hasta el 8 de agosto de 1979, fecha en que fue cedido por la Dirección General del Patrimonio del Estado al Museo del Ejército. Allí permaneció expuesto en la planta de Artillería, pero durante la primera mitad de 1987 fue retirado del museo. A partir de esta fecha, el vehículo comienza un periodo en el que poco o nada se supo de él, al menos hasta hace unos años. Y es que, gracias a la documentación aportada por los Ministerios de Defensa, de Hacienda y el Parque Móvil del Estado; se ha podido conocer que el 12 de julio de 1987, el Dodge 3700 GT fue transportado a la Academia de Infantería de Toledo (muy cerca del Alcázar) y que el 11 de diciembre fue almacenado en la Sección Delegada del Museo del Ejército.

Tras década y media en Toledo, el 26 de diciembre de 2002, el Dodge regresa nuevamente a Madrid, dentro del traslado general de todos los fondos, pues estaba a punto de comenzar la rehabilitación del Alcázar. Tras dicha rehabilitación, y tiempo después, la mayor parte de esos fondos regresan a Toledo, pero entre estos no se encuentra el famoso Dodge. Tras varios años, el vehículo termina llevándose al Parque y Centro de Mantenimiento de Vehículos de Rueda de Torrejón de Ardoz, lugar donde se encuentra el Museo del Automóvil del Ejército.


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