Práctico: cómo conducir con nieve o hielo de forma segura

Todos los inviernos pasa lo mismo, un día viene el mal tiempo y nos pilla desprevenidos. Los consejos que se dan una y otra vez no siempre se recuerdan y a veces ocurren episodios perfectamente evitables.

Conducción en invierno

Todos los inviernos pasa lo mismo, un día viene el mal tiempo y nos pilla desprevenidos. Los consejos que se dan una y otra vez no siempre se recuerdan y a veces ocurren episodios perfectamente evitables. Por eso vamos a refrescaros —un poco más— la memoria con la conducción con nieve y/o hielo.

Las cosas empiezan a ponerse feas por debajo de 7 ºC, cuando los neumáticos convencionales empiezan a perder sus prestaciones por el frío. Todos sabemos que en la Fórmula 1 la temperatura de la rueda es vital… pues en carreteras públicas también. Eso no pasará si usamos neumáticos de invierno, como os contó mi compañero Pablo ayer.

De todas formas, usemos el neumático que usemos, según baja la temperatura aumenta el riesgo. La meteorología puede combinarse con la sal o la porquería que ya tiene el asfalto y crear un cóctel muy peligroso. Muchos conductores tienen en su historial un susto de los gordos relacionado con este cóctel.

Nada nuevo bajo el sol

Sobre estas líneas, un programa de televisión de los años 70 que solo los más veteranos de Motorpasión conocerán, La Segunda Oportunidad. Lo que se puede ver en sus 10 minutos de duración no es que haya cambiado mucho en 35 años, quitando los coches más modernos, los teléfonos móviles y las pintas de la gente.

Los consejos de este programa siguen siendo válidos hoy día. Con la calzada fría ya hay que empezar a extremar las precauciones, de hecho, muchos coches avisan al conductor con un pitido si la temperatura es inferior a 4 ºC. Sí, para eso servía el pitido. A 0 ºC o menos, si hay mucha humedad o hubo precipitaciones, el riesgo es máximo.

Las autoridades, en previsión de nevadas o heladas, suelen esparcir sal o productos equivalentes en la calzada. Es una forma efectiva de limitar el impacto de las precipitaciones pero también hace la calzada más resbaladiza. Empezar a conducir como si estuviese diluviando es una buena forma de empezar.

 

Evaluación, anticipación, prevención

Si llegamos a ver la carretera blanca o muy brillante, ya hay que aplicarse a fondo. Hay que reducir en la medida de lo posible el uso del cambio de marchas, y en los modelos automáticos darle al botón “Snow” o “Winter”, que suaviza los programas. Cuanto más larga sea la marcha, menos fuerza efectiva hacen las ruedas.

El freno hay que utilizarlo prácticamente como si no tuviésemos ABS, nunca pisarlo a fondo y dosificarlo prudentemente. Es importante por tanto mantener las distancias de seguridad por encima de lo que lo haríamos normalmente, el coche no va a frenar igual, ni con la misma precisión.

Hay que ser más cuidadosos con el uso del volante, evitando los golpes de dirección y la conducción agresiva. Si hay que perder velocidad en una curva, es mucho mejor usar el freno motor, pero sin soltar el acelerador de golpe, que usar el freno. Otra forma de resumir lo dicho es conducir como si en el maletero llevásemos dinamita.

Conducción en invierno

El peor enemigo que tenemos es el hielo, que es tan resbaladizo como el aceite y puede significar pérdida de control total, llevemos las ayudas electrónicas que llevemos. Salvo que sea imprescindible, no quitaremos las ayudas electrónicas, tienen su efectividad aunque los neumáticos agarren mucho menos.

Encontraremos con facilidad hielo bajo la nieve o en zonas donde no da el sol o en sombra. Si hay agua, menos de 4 ºC y sombra, puede haber hielo. En el caso de tener una capa de nieve respetable, habrá que usar las famosas cadenas o cualquiera de sus alternativas, nos pueden multar si nos quedamos tirados y no llevamos contramedidas.

Llevemos cadenas o neumáticos de invierno, puede que una carretera se corte. En ese caso ya solo nos quedará esperar a que la abran. Siempre es recomendable llevar ropa de abrigo, mantas, el depósito a tope, batería en el teléfono y cargador por si las cosas se ponen feas. Bastaría una vez para no querer repetir.

 

Conducción con nieve usando neumáticos de invierno

Recientemente he estado haciendo pruebas con unos neumáticos especiales y un viejo conocido. Os hemos contado en nuestras experiencias con Audi en Soldeu y Mercedes en Andorra cómo se conducía con nieve en condiciones acotadas. Pero ¿qué pasa en carreteras reales, sin monitores ni conos?

Lo he estado probando con un Toyota Supra de 1990, carece de ayudas electrónicas, solo tiene ABS y diferencial trasero autoblocante. Los neumáticos, de los que próximamente ampliaré impresiones, son unos Michelin Alpin 4 con las dimensiones originales, 225/50 R16, con presiones de inflado estándar.

Lo primero que uno observa conduciendo con este tipo de ruedas es que o tú conduces muy bien, o los demás tienen muchos problemas (suele ser lo segundo). Da igual que tengan tracción delantera o propulsión trasera, se nota quién está usando neumáticos de verano, está haciendo ballet.

Los neumáticos de invierno, al menos hasta que hay un par de dedos de nieve, se asemejan a conducir con lluvia con neumáticos de verano. La carretera no agarra igual y lo sabemos, y ampliamos las precauciones. Lo que no tenemos es la sensación constante de ir vendidos.

En el vídeo superior, grabado hace unos años ya, hice la prueba de frenar con todas mis fuerzas a unos 50 km/h. Ante la imposibilidad de detener el coche acabé tirando de freno de mano, con lo que conseguí perder la línea recta sin una ganancia realista de metros. Esto pasa con neumáticos convencionales. Fijaos que en primera no hay quien lo mueva.

Con neumáticos de invierno esa distancia de frenada habría sido muy inferior. También os hemos enseñado en un artículo previo que es más ventajoso tener neumáticos de invierno que tracción total. Quien conozca la diferencia en ese tipo de frenada sabrá a qué me refiero.

 

Si la conducción es normal, como con lluvia, este tipo de ruedas nos darán seguridad suficiente para no ir con miedo y estorbando la circulación. Siguen estando sometidos a leyes físicas y también tienen sus límites, que nadie lo olvide. Lo que está claro es que dan una confianza superior.

Próximamente os ampliaremos estas impresiones usando otros tres coches más, que hemos equipado con neumáticos de invierno para hacer una prueba independiente con varias marcas de neumáticos. Nos gustaría también conocer vuestras impresiones al respecto.

Dependiendo del frío que haga, la cantidad de nieve y hielo y otros factores externos, tendremos que ir juzgando el agarre disponible que tenemos, y actuar en consecuencia. No hay que correr riesgos adicionales, y disfrutar de la carretera y de las estampas que suelen producir estos fenómenos invernales.

Conducción en invierno

Otros consejos para el invierno

Las bajas temperaturas ponen en jaque las baterías, especialmente si tienen ya uso. Varias marcas y talleres hacen ofertas para hacer revisiones invernales, y son muy recomendables. Hasta pueden salir gratis. El estado de los neumáticos es fundamental, aunque sean de invierno (deben tener 4 mm de surco o más para ser efectivos del todo).

A la hora de dejar el coche aparcado, no hay que echar el freno de mano al máximo, si se congela costará mucho quitarlo, ayudemos con una marcha engranada. Los limpiaparabrisas pueden quedarse congelados, mejor dejarlos desplegados. Cuidado al deshelar los cristales, mejor una rasqueta que agua hirviendo, puede dañar la luna.

En la era de la información no hay excusa, los días complicados hay que consultar el estado de las carreteras, ver vídeos de cómo se ponen cadenas y coger el gran olvidado (manual de instrucciones del coche). Y por último, no menos importante, si tienes la posibilidad de no coger el coche, igual es mejor que no lo hagas.

Creditos: MPasion