No sé qué pasa últimamente, que allá donde miro veo noticias sobre seguros. Será que me toca pagar la prima y estoy como cuando vas a cambiar de coche y el modelo que más te gusta es el que, de repente, más ves por la calle. El caso es que dÃas atrás Antonio Ortiz (el jefe) se nos despachó en Xataka con una novela un interesante artÃculo sobre la póliza esa que mira cómo te portas para decidir cuánto pagarás, Pago como conduzco, de Generali, y me he animado a traerme el tema hasta aquÃ.
¿Por qué?, te preguntarás, si yo no tengo ni idea sobre seguros. Pues porque hay un punto que toca este asunto y que sà que entra dentro de mi temática predilecta, que es la actitud del conductor. Porque sÃ, porque eso de llevar a bordo un cacharrito que registra nuestros movimientos es un factor que pone a prueba nuestro comportamiento al volante. Y, dejémonos de historias, no llevamos bien eso de que alguien nos controle con una máquina.
Parto de la base de que para el común de los conductores la aseguradora es el malo de la pelÃcula, esa empresa que te cobra un pastizal cada año por no hacer nada y cuando la necesitas pasa de ti tres pueblos. Nota por si eres un lector perezoso: No digo que eso sea lo que pienso yo (o dejo de pensar) sobre el asunto. Digo que parto de esa imagen generalizada.
A partir de ahÃ, me surge la duda. ¿Por qué la aseguradora cobra más a un conductor joven que a uno no tan joven? ¿Por qué cobra más por asegurar un coche de alta gamaâ„¢ que un petardo con ruedas? Bueno, porque las aseguradoras no son ONG sino empresas, y son empresas que pagarán por mis siniestros cuando yo los tenga. Asà que en función de sus estadÃsticas establecen mi nivel de riesgo y se lo cobran cada año cuando me pasan el recibo. Por si acaso.
Y estaremos de acuerdo en que la EstadÃstica es —como me dijo una vez un profe de Mates que tuve, precisamente en EstadÃstica— la parte de las Matemáticas que habla de mentiras. Vamos, lo de los dos pollos comidos a medias cuando yo me inflo y tú te quedas como Carpanta. Y si esa injusticia te da corajina, con igual razón te la dará tener que pagar más por el seguro… por si acaso.
Primera forma de ver esto de los seguros que espÃan, o vigilan o monitorizan o como quieras llamarlo, a los conductores: la garantÃa de que si conduzco como está mandao, pagaré menos por el seguro. Y que pague más aquel que realmente suponga un riesgo mayor que haya que cubrir. Chachi, ¿no?
La cosa es que el cacharrillo que te ponen a bordo del vehÃculo va registrando eventos. Kilometrajes, rutas realizadas, horarios de conducción, velocidades de marcha y velocidades máximas permitidas en la vÃa, acelerones y frenazos bruscos… Todo, en una caja negra dotada de A-GPS, acelerómetro y GPRS para gestionar todas esas entradas de datos. Adelantándose a su tiempo.
Un momento… Y si me paso el lÃmite de velocidad por donde yo me sé, y si el cacharrillo ese detecta un frenazo que he tenido que dar por narices y me lo apunta en la lista de cosas arriesgadas, y si no le mola que yo sea ave nocturna en vez de diurna… Uf, con la de condicionantes que acompañan a la conducción, ¿tú te sentirÃas a gusto dejando que te observase una máquina?
Introduzco el matiz de la máquina porque me resulta simpático. Mira este ejemplo: yo mismo, cada vez que me subo como acompañante en un coche. Si el conductor sabe de mi turbio pasado como profe, le falta tiempo para excusarse y pedirme que no preste mucha atención a lo que hace. ¡Como si yo no tuviera nada mejor que hacer! Pues oye, no hay manera. DirÃa que se sienten observados.
Venga, tomo conciencia de mi estatus. Señores, soy un experimentado voyeur de la conducción ajena. Y a lo que Ãbamos… A una persona que te observa cuando conduces, le puedes explicar que eso lo has hecho por tal o cual motivo. A una máquina, no. Y si lo que vas a pagar por la prima del seguro depende de lo que haya registrado la insensible máquina…
La intimidad del asegurado
Segunda manera de ver esto de los seguros que espÃan, o vigilan o monitorizan o como quieras llamarlo, a los conductores: una intromisión en mi intimidad. ¿Quién narices es el tÃo del seguro para controlarme a mÃ? Mi coche es mÃo y me lo conduzco como y cuando quiero, ¿no es eso?
El ejemplo de Pago como conduzco no es el primero que se estrena en España. Hace ya como tres años que desembarcó YCar, de Mapfre. Y desde Mapfre juran por la gloria de Aenor que ellos no miran dónde vas a plantarte con el coche y que les trae sin cuidado, a no ser que te des un ñasco o que te soplen* el vehÃculo, casos ambos en los que como es lógico se ponen en modo explorador para solucionar el conflicto cuanto antes.
De hecho, la parte más chachi es poder controlar la información registrada a través de internet y ver, por ejemplo, qué hizo mi hermano cuando le presté el coche. AsÃ, si luego llega el recibo y hay que pagar más, siempre podré decirle que arrime el hombro. Es decir, que los datos se tratan de forma más que confidencial y sólo para hacer un buen uso de ellos.
Vamos, el principio de Google y su Don’t be evil, que es el mismo que rige con nuestras queridas operadoras de telefonÃa móvil. ¿O acaso no saben las empresas que gestionan nuestra movilidad dónde estamos en todo momento? Con precisión milimétrica, como aquel que dice. Y guardan sus registros por si se los pide un juez.
Claro, lo que ocurre es que mi operadora no se mete en cómo camino por la calle, o en si uso el móvil para mentar a la madre de mi interlocutor. No me sube el recibo del teléfono si en mis mensajes hay faltas de ortografÃa o si me hago fotos ante el espejo y las cuelgo en Facebook (aunque deberÃa). En el caso de la aseguradora, no pondrÃa yo la mano en el fuego por unas afirmaciones equivalentes.
Digamos que este es un tema que se presta a debate más allá del “ni de coña, vamos†que quizá nos sale espontáneamente. Ni de coña, ¿por qué? ¿Porque no te fÃas de ti mismo como conductor, porque no te fÃas de quienes ponen las señales, porque no te fÃas del criterio de la aseguradora? Oye, o quizá me estoy poniendo la venda antes de tener la herida. Quizá, después de todo, no te importarÃa que tu seguro te monitorizara si a cambio la cantidad que pagases cada año fuera más justa…
Creditos: MPasion