Cupra presenta al mundo el Tavascan, su primer crossover cien por cien eléctrico

En el año de su quinto aniversario, Cupra presenta su primer crossover cien por cien eléctrico, el segundo modelo con tecnología de cero emisiones tras el Born. Se lanzará en 2024, y como no podía ser de otra manera luce características deportivas y vanguardistas, prácticamente las mismas que el prototipo mostrado en 2019.

En el año de su quinto aniversario, Cupra presenta su primer crossover cien por cien eléctrico, el segundo modelo con tecnología de cero emisiones tras el Born. Se lanzará en 2024, y como no podía ser de otra manera luce características deportivas y vanguardistas, prácticamente las mismas que el prototipo mostrado en 2019.

El Tavascan mide 4.644 mm de largo (casi 20 cm más que el Formentor), 1.861 mm de ancho y 1.597 mm de alto. Utiliza la plataforma MEB específica para vehículos eléctricos del Grupo Volkswagen, la misma que el Cupra Born o los Volkswagen ID.3, ID.4 o ID.5, y su estética no puede ser más rotunda, con un frontal muy agresivo en el que se aprecia el profundo trabajo aerodinámico realizado para combinar eficiencia y deportividad.

Por encima de la parrilla destaca el logotipo de Cupra iluminado y las luces LED matriciales a cada lado, mientras que del lateral llaman la atención las grandes llantas de hasta 21 pulgadas y los faldones. La trasera, por su parte, presenta unas formas compactas con ópticas unidas entre sí por una banda horizontal.

Y si llamativo es el exterior, qué decir del interior, cuya consola central se funde con el salpicadero como si de una espina dorsal se tratase. La digitalización es total, con una gigantesca pantalla de 15 pulgadas para el sistema multimedia y otra pequeña para el cuadro de instrumentos. Como no podía ser de otra forma, los asientos son deportivos y envolventes.

La oferta del Tavascan contempla dos opciones mecánicas totalmente eléctricas, la primera ya con unos considerables 210 kW de potencia, el equivalente a 286 CV. El tope de gama se denomina VZ y cuenta con doble motor y tracción total. Rinde 250 kW (340 CV), lo que permite al conjunto acelerar de 0 a 100 km/h en solo 5,6 segundos, una cifra digna de un gran deportivo.

El Cupra Tavascan equipa una batería de 77 kWh de capacidad neta, suficiente para que cubra una distancia de aproximadamente 550 kilómetros con una sola carga. Para recuperar energía, es posible pasar del 10 al 80% en poco menos de media hora en un punto de carga de 135 kW.

Además de las potentes mecánicas, y con el objeto de mejorar el tacto y las sensaciones al volante, el Tavascan está equipado con Control de Chasis Adaptativo (DCC Sport), suspensión deportiva y dirección progresiva. Y como es un modelo de última generación, ofrece tecnología punta en cuanto a sistemas de seguridad y ayuda a la conducción, tales como el asistente de viaje conectado a través de la “nube”, asistente de cambio de carril autónomo, asistente de aparcamiento con función memoria y asistente de aparcamiento remoto, solución que permite aparcar el coche desde fuera manejándolo con una aplicación móvil.

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Porsche 718 Style Edition: un toque aún más distintivo para los Boxster y Cayman

Quien quiera diferenciarse y pueda adquirir un Porsche 718 Cayman o Boxster (la versión descapotable) está de enhorabuena, porque la marca de Stuttgart amplía la gama de estos biplazas deportivos con una nueva línea denominada Style Edition. La distinción se basa, principalmente, en una nueva gama de colores, accesorios específicos y un nutrido equipamiento. Para la carrocería destaca sin duda el color Rubi Star Neo, una reinterpretación del que decoró, entre otros, el Porsche 911 Carrera RS de principios de los 90 del siglo pasado

Quien quiera diferenciarse y pueda adquirir un Porsche 718 Cayman o Boxster (la versión descapotable) está de enhorabuena, porque la marca de Stuttgart amplía la gama de estos biplazas deportivos con una nueva línea denominada Style Edition.

La distinción se basa, principalmente, en una nueva gama de colores, accesorios específicos y un nutrido equipamiento. Para la carrocería destaca sin duda el color Rubi Star Neo, una reinterpretación del que decoró, entre otros, el Porsche 911 Carrera RS de principios de los 90 del siglo pasado.

Otro detalle muy visual son las llantas de 20 pulgadas en blanco o negro brillante, color este último que también está presente en las salidas de escape. Por su parte, las letras de la inscripción “Porsche” en la parte trasera están realizadas en plata brillante.

Además, cada unidad se puede personalizar con dos packs de contraste en negro o blanco, una franja adhesiva en el capó y otra con el nombre “Porsche” insertado en el lateral.

El interior se distingue por la tapicería de cuero negro con costuras en color tiza y el escudo de Porsche estampado en los reposacabezas, así como por los paneles del umbral de la puerta iluminados y en acero inoxidable.

En cuanto al equipamiento, estos modelos cuentan de serie con faros bixenón con luces LED diurnas, volante de cuero calefactado, climatizador bizona, dirección asistida Plus, asistente de aparcamiento con cámara trasera y control de crucero, entre otros muchos elementos.

Los Porsche Style Edition se asocian con las mecánicas “básicas” del 718 Boxster y del 718 Cayman, esto es, las impulsadas con el motor bóxer de 2 litros y 300 caballos de potencia. La caja de cambios de serie es manual de seis marchas, pero también se puede adquirir con la transmisión automática PDK de siete velocidades.

El precio del Porsche 718 Style Edition, del que ya se pueden hacer pedidos, parte de los 77.677 euros en el caso del Cayman y de 79.985 en el del Boxster descapotable, con un sobreprecio de 3.224 euros en cada caso si se elige la variante con cambio automático PDK.

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Probamos el renovado Skoda Kodiaq en su versión más completa y polivalente

El primer y más grande SUV de la marca checa se ha actualizado recientemente, y lo cierto es que los cambios son bastante leves. Es el resultado de un buen trabajo inicial de desarrollo, que solo ha necesitado de unos pequeños retoques en el exterior que afectan básicamente a los grupos ópticos delanteros y traseros, a los paragolpes y a algunos elementos decorativos del interior.

El primer y más grande SUV de la marca checa se ha actualizado recientemente, y lo cierto es que los cambios son bastante leves. Es el resultado de un buen trabajo inicial de desarrollo, que solo ha necesitado de unos pequeños retoques en el exterior que afectan básicamente a los grupos ópticos delanteros y traseros, a los paragolpes y a algunos elementos decorativos del interior.

Seguimos, por tanto, ante un imponente SUV de casi 4,7 metros en el que prima por encima de todo la amplitud y el confort interior, en el caso que nos ocupa con el valor añadido de las dos plazas “extra” que se pueden pedir de manera opcional. Vamos, que es un práctico “siete plazas” si lo necesitamos.

Otra particularidad importante de la unidad sometida a prueba es su acabado deportivo Sportline, que dentro de la gama Kodiaq se diferencia por las molduras en color negro en la parrilla, faldones, o la inscripción de la marca y el nombre del modelo, en lugar de las habituales cromadas.

El interior presenta también detalles decorativos en símil carbono de color oscuro, volante con piel perforada y, sobre todo, unos asientos deportivos que sujetan muy bien el cuerpo.

Del puesto de conducción destaca el cuadro digital Virtual Cockpit personalizable en combinación el sistema multimedia táctil de 9,2” encastrado en el centro del salpicadero, los cuales se convierten en el centro digital y funcional del coche, dejando como únicos mandos “físicos” los de la climatización en el centro de la consola central.

Gracias a la gran envergadura del coche, que aunque es un SUV mediano es de los más grandes, las plazas traseras son amplias en anchura y en espacio para las piernas. La banqueta se puede deslizar longitudinalmente unos centímetros, lo que permite adecuar el espacio del maletero o de la tercera fila de asientos según la necesidad.

Esa tercera fila se compone de dos asientos independientes de tamaño compacto en los que caben adultos de altura media, pero el acceso exige a los ocupantes cierta flexibilidad y las piernas quedan en una posición elevad, lo que puede resultar algo incómodo en trayectos largos. Con ellos plegados, el maletero resultante deja un piso plano y unos más que interesantes 560 litros de capacidad. Gracias a la alta modularidad de este Skoda, la capacidad máxima de carga llega hasta los 2.000 litros.

Gran potencia y empuje

El motor que impulsa a este Kodiaq es un diésel de dos litros que desarrolla 200 caballos de potencia y está asociado a un cambio automático DSG de 7 velocidades y a un sistema de tracción total con el que es posible ir más allá del asfalto, habida cuenta de que este modelo tiene una altura al suelo de 19 cm.

La postura de conducción es elevada y confortable sobre los asientos deportivos envolventes que incorpora esta versión. La palanca que activa el cambio es grande, en contra del “minimalismo” actual, y también hay levas en el volante para actuar sobre él de forma manual.

El motor no es ruidoso, o al menos no se percibe una gran sonoridad desde el interior. A pesar del tamaño, este modelo se mueve y maniobra bien en entornos urbanos, pero cuesta encontrar sitio para aparcar en la calle, si se vive en una gran ciudad. No obstante, su mejor cara la muestra en carreteras rápidas tipo autovía o autopista, donde prevalece un sensible confort de marcha.

Este Skoda tiene hasta cinco perfiles de conducción: Eco, Comfort, Normal, Sport, Individual (configurable) y Snow (para piso deslizante), que se activan mediante un botón situado en la base de la palanca de cambios o a través del sistema de infoentretenimiento. Cada uno preconfigura la respuesta del motor, dirección y cambio al tipo de conducción, pero en los tres primeros no se perciben grandes cambios en la práctica.

En todos los casos, eso sí, cuando se demanda potencia pisando el acelerador con determinación, la respuesta del motor TDI es del todo contundente, y el empuje se hace notar, sobre todo, en regímenes bajos y medios.

Dado el volumen y peso del conjunto, en las zonas más reviradas se percibe cierto balanceo de la carrocería, pero al ritmo y velocidad adecuados la pisada es firme sobre el asfalto. Fuera de carretera, al menos por caminos sencillos por los que hemos transitado brevemente durante nuestro test, el Kodiaq se comporta con solvencia.

En cuanto al consumo, el que este Skoda no cuente con ningún tipo de hibridación y que arrastre un peso cercano a los 1.800 kg provoca que hayamos registrado 7,5 litros a los 100 km, si bien casi la mitad del recorrido en esta ocasión ha sido por ciudad y ahí se ve más penalizado.

Un precio a la altura

Si nos encajan las características generales del Skoda Kodiaq, este modelo está disponible desde 36.500 euros con motor gasolina TSI de 150 CV y por 40.750 con el diésel de igual potencia, pero la variante deportiva Sportline con motor TDI de 200 CV, cambio DSG y tracción 4×4 se alza hasta los 51.555 euros sin descuentos, a lo que hay que añadir 890 de la opción de las siete plazas.

Es un nivel de precio bastante alto, pero es un coche de total polivalencia, muy potente, que además está apoyado por un elevado y distintivo nivel de equipamiento que incluye de serie, entre otras cosas y además de lo ya descrito, luces LED matriciales, llantas de 19 pulgadas, portón de apertura eléctrica, luz ambiental, climatizador, conexión inalámbrica para smartphones, sensores de aparcamiento, cámara trasera, control de velocidad de crucero adaptativo y llamada de emergencia.

FICHA TÉCNICA

Motor: diésel.

Potencia (kW/CV): 147/200.

Cambio: automático, de 7 velocidades.

Largo (mm): 4.697.

Ancho (mm): 1.882.

Alto (mm): 1.681.

Maletero (litros): 560.

Velocidad máxima (km/h): 216.

De 0 a 100 km/h (seg.): 7,8.

Consumo medio (l/100 km): 6,6.

Emisiones CO2 (gr/km): 174.

Precio (euros): desde 51.555 euros.

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Al volante del nuevo Mercedes C 220 d, la berlina alemana con la que el diésel se reivindica

Si hace diez años estuviéramos hablando de una berlina con motor diésel, entraría dentro de lo normal, pero hoy el panorama automovilístico ha cambiado mucho por el auge de los SUV y los vehículos híbridos o eléctricos. No obstante, la antes mencionada combinación sigue teniendo su espacio y su valor , sobre todo porque también se ha abierto a la electrificación

Si hace diez años estuviéramos hablando de una berlina con motor diésel, entraría dentro de lo normal, pero hoy el panorama automovilístico ha cambiado mucho por el auge de los SUV y los vehículos híbridos o eléctricos. No obstante, la antes mencionada combinación sigue teniendo su espacio y su valor, sobre todo porque también se ha abierto a la electrificación.

Además, los diésel de hoy son mucho menos contaminantes que los de hace una década y las berlinas son bastante más cómodas y eficientes que los todocaminos. Pero el público es soberano y el mercado manda, lo que ha dejado a las berlinas en un injusto segundo plano en relación a la estética, capacidad dinámica y confort que aportan.

La sexta generación del Clase C se presentó el año pasado, y en nuestra pequeña toma de contacto comprobamos lo bien que le sienta la “madurez” a esta berlina de tamaño medio. Una madurez que no está en absoluto reñida con el dinamismo, y eso Mercedes lo ha plasmado magistralmente en la imagen del modelo, más juvenil y llamativa que nunca.

Para dar carácter a su producto, la marca de la estrella ofrece de inicio dos acabados y paquetes “temáticos” de equipamiento a elegir, el más tradicional Avantgarde y el deportivo AMG Line, que es el que hemos tenido entre manos.

Con este acabado, el frontal presenta una parrilla “diamantada” gracias a elementos cromados, y son específicos los paragolpes y faldones, más aerodinámicos, como también las llantas de 18 pulgadas (19 de forma opcional, como las de la unidad probada).

Por dentro, claro, también hay detalles deportivos, caso del volante, los asientos, pedales en acero inoxidable o los difusores de aire en color cromo, todo lo cual se combina con materiales de alta calidad tanto a la vista como al tacto.

Pero sin duda lo que más destaca son las interfaces digitales, con una pantalla horizontal de 12,3” pulgadas para el cuadro de mandos y una vertical y táctil, de 11,9 pulgadas para el sistema MBUX de segunda generación, el verdadero centro funcional del coche.

En cuanto al espacio disponible, con casi 4,8 metros de longitud y 2,7 de distancia entre ejes, la amplitud no es un problema en ninguna de las plazas. El maletero, por su parte, tiene unos muy aprovechables 455 litros de capacidad.

Mecánica microhíbrida

En el nuevo Clase C, el motor diésel de cuatro cilindros y dos litros que impulsa al 220 d ofrece unos sensacionales 200 caballos de potencia y está asistido por un sistema de 48 voltios, es decir, que es un coche de hibridación ligera y obtiene la etiqueta Eco de la DGT. Esto hace que esta versión esté exenta del impuesto de matriculación y le provee de descuentos a la hora de aparcar en zonas reguladas, además de no tener limitación de acceso al centro de grandes núcleos urbanos.

El cambio es, como única opción, automático de 9 velocidades, lo que entre otras cosas permite al Clase C rodar en marchas largas para consumir menos, pero eso ya depende del tipo de conducción.

Al volante de este Mercedes impera absolutamente el confort. La posición de conducción es baja y ello da mayor sensación deportividad, algo que no será del agrado de quienes valoran la altura a la que se conduce en un SUV.

Antes de emprender la marcha toca familiarizarse con los recursos digitales. El cuadro de mandos tiene diferentes interfaces y se configura mediante unos mandos táctiles capacitivos en el volante que nos parecen, al menos hasta estar muy habituados, excesivamente sensibles y poco precisos. También desde el volante se puede gestionar el sistema multimedia, pero es más operativo hacerlo de manera táctil, sobre todo porque ofrece muy buena respuesta y la visualización es perfecta por al tamaño de la pantalla. Con el coche en movimiento, la mejor opción es apoyarse en los comandos por voz.

Conducción de altísimo nivel

Como buen Mercedes, la palanca del cambio automático sale de la columna de la dirección y está cerca del volante, pero este también dispone de levas para, si se desea, gestionar manualmente los cambios de marcha.

En parado y a bajas velocidades el sonido que llega al interior es mínimo, dado el gran nivel de aislamiento de este coche, y en carretera es todavía menos perceptible a regímenes bajos e incluso medios.

El motor diésel, con los mencionados 200 caballos de potencia, tiene un empuje fabuloso gracias a sus 440 Nm de par desde apenas 2.000 rpm, y ello se traduce en muy buena aceleración y recuperaciones.

Este Mercedes C 220 d cuenta con cuatro modos de conducción: Eco, Confort, Sport e Individual, y como es habitual en los más deportivos se nota una respuesta mucho más viva del motor y el cambio. Si a ello se une la dirección directa y el ajuste más firme de la amortiguación, además de la suspensión regulable de este modelo, el aplomo del coche es magnífico por mucho que se retuerza la carretera, y todo ello sin dejar de lado el confort propio de una berlina de la marca de la estrella.

Pero si en algo destaca esta variante diésel, y lo hace en gran medida, es en el consumo. Durante nuestra prueba, con más de 750 kilómetros recorridos, el gasto medio fue de 5,8 litros a los 100 km, pero en carretera mantuvimos prolongadamente niveles cercanos a los 5 litros. Con el depósito de 66 litros disponible, ello se traduce en autonomías que pueden ser sensiblemente superiores a los 1.000 kilómetros. En ello también tiene que ver la microhibridación, que con el sistema de 48 voltios permite sacar jugo a la conducción por inercia y además aporta más par y potencia (hasta 20 CV) cuando se necesitan prestaciones.

Precio a la altura

El Mercedes C 220 d, que es la versión más demandada de la gama, tiene un precio base de 47.163 euros. Obviamente, está a la altura del coche y la marca, aunque con un equipamiento que tiene lo necesario y esperado, pero es mejorable. Y aquí es donde entra en juego el poder adquisitivo del comprador, porque la factura puede aumentar exponencialmente con los paquetes disponibles y los elementos opcionales.

El pack AMG Line estándar cuesta 3.146 euros y dota al Clase C de características exteriores e interiores deportivas que son interesantes, pero se puede llegar al nivel AMG Line Premium Plus para, por 6.031 euros más, tener una lista enorme equipamiento como es el caso de la unidad probada, como por ejemplo el techo panorámico practicable, asientos con regulación eléctrica y memoria, navegación con realidad aumentada, climatización de cuatro zonas o Head Up Display, entre otros muchos elementos.

FICHA TÉCNICA

Motor: diésel.

Potencia (kW/CV): 147/200.

Cambio: automático, de 9 velocidades.

Largo (mm): 4.151.

Ancho (mm): 1.820.

Alto (mm): 1.437.

Maletero (litros): 455.

Velocidad máxima (km/h): 245.

De 0 a 100 km/h (seg.): 7,3.

Consumo medio (l/100 km): 5.

Emisiones CO2 (gr/km): 150.

Precio (euros): desde 47.163 euros.

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