El diésel vuelve a ganar la partida: en septiembre adelanta en ventas a los gasolina

ANFAC acaba de publicar las cifras de ventas de coches para septiembre de 2017 . En total se han vendido 83.291 turismos , una cifra que representa un incremento del 4,6% con respecto al mismo mes del año pasado, evidenciando la buena marcha del mercado. Como es habitual, el canal particular ha sido el que menos ha crecido – sólo un 2,2% – frente a las subidas del 13,7% y 8,9% respectivamente para el canal empresarial y los rent-a-car


ANFAC acaba de publicar las cifras de ventas de coches para septiembre de 2017. En total se han vendido 83.291 turismos, una cifra que representa un incremento del 4,6% con respecto al mismo mes del año pasado, evidenciando la buena marcha del mercado. Como es habitual, el canal particular ha sido el que menos ha crecido – sólo un 2,2% – frente a las subidas del 13,7% y 8,9% respectivamente para el canal empresarial y los rent-a-car. El dato que nos ha llamado la atención es que el diésel ha vuelto a ganar la partida a la gasolina, rompiendo una tendencia que parecía ya imparable.

En el mes de septiembre, el diésel ha acaparado el 50,1% de las matriculaciones, frente al 43,9% de ventas de coches de gasolina – el 6,0% restante corresponde a híbridos y eléctricos. En agosto las matriculaciones de diésel también superaron a las de los gasolina, si bien por un margen más estrecho. No puede hablarse aún de un cambio de tendencia, pero son cifras que vigilaremos de cerca en los meses venideros. Conviene siempre tener en cuenta que los datos de ANFAC no desglosan combustibles por canal: el mercado empresarial estaría a priori mucho más “dieselizado” que el mercado de particulares.

En lo que va de año, el 49,5% de las matriculaciones corresponden a coches diésel, frente a un 45,7% para coches de gasolina.

De nuevo, esto es una conjetura. El valor de reventa y el coste operativo de un coche diésel es – por norma general – superior e inferior (respectivamente) al de un gasolina, al menos en un marco temporal acotado. Las empresas suelen renovar sus flotas en el punto óptimo de la curva de depreciación de sus vehículos, y prefieren coches cuya depreciación sea más lenta, por motivos obvios – el canal de empresas ha liderado la pujanza en las ventas de coches en septiembre. Con todo, las futuras restricciones al tráfico y los previsibles cambios que los Impuestos de Matriculación y Circulación recibirán en el futuro podrían hacer que este panorama cambie rápidamente.

Fuente: ANFAC

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La industria preocupada: las ventas de los diésel siguen hundiéndose en Europa

La industria del automóvil europea no puede ocultar su preocupación. Desde algunas marcas, incluso, se está hablando ya de una auténtica catástrofe (ver noticia en Automotive News ). La amenaza ante las posibles prohibiciones y restricciones que se ciernen sobre los diésel está llevando al cliente a descartar el gasóleo en su decisión de compra .


La industria del automóvil europea no puede ocultar su preocupación. Desde algunas marcas, incluso, se está hablando ya de una auténtica catástrofe (ver noticia en Automotive News). La amenaza ante las posibles prohibiciones y restricciones que se ciernen sobre los diésel está llevando al cliente a descartar el gasóleo en su decisión de compra. Y eso preocupa a los fabricantes europeos, que durante años han dedicado buena parte de sus inversiones en el desarrollo de los diésel y para los que el gasóleo representa una parte realmente importante de sus ventas.

En Europa, la caída de los diésel es un hecho. Si en el primer trimestre de 2016 los diésel representaban en torno a la mitad de las ventas totales en Europa, en el primer trimestre de 2017 esa cifra ha caído hasta el 46%. Cada vez son más las ciudades en las que se están proyectando estrategias para restringir el acceso a los diésel más antiguos o imponer mayores tasas, como las que se pretenden instaurar en octubre en Londres.

Con restricciones, o sin ellas, lo que está claro es que los clientes están preocupados por el recorrido que tendrá en el futuro el diésel. Y ante las dudas, muchos están descartando adquirir un turismo con motor de gasóleo. Lo cual, por otra parte, también podría ser en muchos casos la decisión inteligente.

La amenaza de restricciones y prohibiciones que se cierne sobre los diésel está llevando a muchos clientes a descartar el diésel en su decisión de compra y al hundimiento de la cuota del diésel en Europa

Alemania, un país cuyas ventas son ciertamente representativas en el entorno de la Unión Europea, la proporción de ventas de los diésel está cayendo hasta mínimos históricos. En marzo el diésel representó un 40% de las ventas totales, una cifra muy por debajo del 45,8% que representó el diésel en marzo de 2016 y del 48,1% que representaba en 2012.

Regresando a España, la situación no es muy diferente a la de Alemania, y el resto de Europa. Por primera vez, desde que se popularizasen los diésel, se están situando en cuotas por debajo del 50%. En mayo, los diésel representaron un 49,0% de las matriculaciones totales. En lo que llevamos de año, la cuota de los diésel ha caído hasta el 50,5%, muy por debajo del 56,8% que representó en 2016.

El hundimiento de los diésel también se está apreciando en las cifras de matriculaciones de Alemania o España, donde los diésel han caído por debajo del 50%

Mientras tanto, los fabricantes ya están tomando decisiones al respecto. La complejidad mayor que requerirán los diésel para cumplir con las nuevas normativas de emisiones y protocolos de homologación cada vez más estrictos, y realistas, comprometen la viabilidad del diésel en muchos productos. Aún así y a tenor de las pérdida de cuota de los diésel, muchos fabricantes siguen siendo altamente dependientes del diésel.

Según JATO, los diésel representan un 71% de las ventas de BMW en Europa. Cifras que son incluso superiores en marcas como Volvo, para la que los diésel representan más de un 80% de sus ventas o Land Rover, que tiene un porcentaje ínfimo de ventas de motores de gasolina en Europa.

El hundimiento del diésel es oficial: en marzo el diésel no ha llegado a la mitad de las matriculaciones
La caída de los diésel sigue avanzando y, aunque aún es pronto …

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La tecnología que hace nuestros coches más seguros los acerca al siniestro total en caso de accidente

Una de las paradojas del mundo moderno en el que vivimos . Un coche de hace 15 años apenas tenía más seguridad activa que un sistema de ABS – o un control de tracción en el mejor de los casos. Los airbags era todo lo que había en materia de seguridad pasiva avanzada


Una de las paradojas del mundo moderno en el que vivimos. Un coche de hace 15 años apenas tenía más seguridad activa que un sistema de ABS – o un control de tracción en el mejor de los casos. Los airbags era todo lo que había en materia de seguridad pasiva avanzada. Un impacto frontal a baja velocidad podía provocar daños en carrocería y radiador, e incluso hacer saltar los airbags. Pero por normal general, eran daños de reparación sencilla y no demasiado costosa. Con un coche moderno, un impacto a baja velocidad tiene menos posibilidades de ocurrir, pero si lo hace, puede mandar a nuestro coche al desguace.

Según Risk Theory, sólo el coste de reemplazar los airbags de un coche moderno puede acercarse a los 4.000 dólares.

Según declaraciones de la aseguradora estadounidense Risk Theory, la carga tecnológica de los coches modernos hace mucho más fácil que sean declarados siniestro total en caso de accidente. ¿Por qué, si son coches más seguros que nunca? Es la pescadilla que se muerde la cola: la tecnología que evita accidentes en nuestros coches es muy cara y avanzada. Cuando esta tecnología se destruye en un impacto frontal, el montante de la reparación puede superar el valor residual del propio coche, y en multitud de ocasiones, las aseguradoras los llegan a declarar siniestro total.

Es paradójico, pero es muy cierto. Pensad en un coche moderno como el Volvo S90. Es una berlina capaz de frenar por sí misma, de mantener la distancia con el coche al que precedemos, de leer las señales de tráfico. El haz de luz de sus faros acompaña al giro del coche. Toda esta tecnología está basada en una complicada red de sensores de todo tipo, radares y cámaras de alta resolución, gobernada por un ordenador central con multitud de subsistemas. Según he leído recientemente en Jalopnik, una óptica frontal de un Volvo S90 tiene un coste de unos 2.200 dólares. Como lo oyes.

Una de las ópticas frontales de un Volvo S90 tiene un coste de reemplazo cercano a los 2.000 euros.

Esta óptica tiene disipadores de calor, motores eléctricos, varios LEDs diurnos y un diseño complicado. Es una obra de ingeniería, con un precio acorde. En un simple impacto frontal a 20-25 km/h quedaría completamente destrozada. Súmale otra óptica, el radar frontal, varios sensores y el reemplazo de los airbag del habitáculo, que han saltado desgarrando parte del salpicadero y los paneles interiores. Lo mismo ocurre con sus estructuras de deformación controlada, como ya os hemos contado en este artículo. Un golpe frontal de modesta importancia se puede convertir en una avería de cinco cifras con una facilidad pasmosa.

El Volvo S90 es un coche nuevo, y en estos momentos será reparado por el seguro con toda seguridad, ¿pero qué ocurrirá cuando el coche tenga 10 años y el golpe sea igual de caro? El valor del coche será muy inferior y el seguro preferirá declararlo siniestro total, aunque sea perfectamente reparable. Según el informe de Risk Theory, el pescador de este río revuelto son los desguaces, que se nutrirán de coches en aparente buen estado, con multitud de piezas y tecnologías aprovechables por los coches que aún ruedan en las carreteras.

Fuente: Automotive News

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La tecnología que hace nuestros coches más seguros los acerca al siniestro total en caso de accidente

Una de las paradojas del mundo moderno en el que vivimos . Un coche de hace 15 años apenas tenía más seguridad activa que un sistema de ABS – o un control de tracción en el mejor de los casos. Los airbags era todo lo que había en materia de seguridad pasiva avanzada


Una de las paradojas del mundo moderno en el que vivimos. Un coche de hace 15 años apenas tenía más seguridad activa que un sistema de ABS – o un control de tracción en el mejor de los casos. Los airbags era todo lo que había en materia de seguridad pasiva avanzada. Un impacto frontal a baja velocidad podía provocar daños en carrocería y radiador, e incluso hacer saltar los airbags. Pero por normal general, eran daños de reparación sencilla y no demasiado costosa. Con un coche moderno, un impacto a baja velocidad tiene menos posibilidades de ocurrir, pero si lo hace, puede mandar a nuestro coche al desguace.

Según Risk Theory, sólo el coste de reemplazar los airbags de un coche moderno puede acercarse a los 4.000 dólares.

Según declaraciones de la aseguradora estadounidense Risk Theory, la carga tecnológica de los coches modernos hace mucho más fácil que sean declarados siniestro total en caso de accidente. ¿Por qué, si son coches más seguros que nunca? Es la pescadilla que se muerde la cola: la tecnología que evita accidentes en nuestros coches es muy cara y avanzada. Cuando esta tecnología se destruye en un impacto frontal, el montante de la reparación puede superar el valor residual del propio coche, y en multitud de ocasiones, las aseguradoras los llegan a declarar siniestro total.

Es paradójico, pero es muy cierto. Pensad en un coche moderno como el Volvo S90. Es una berlina capaz de frenar por sí misma, de mantener la distancia con el coche al que precedemos, de leer las señales de tráfico. El haz de luz de sus faros acompaña al giro del coche. Toda esta tecnología está basada en una complicada red de sensores de todo tipo, radares y cámaras de alta resolución, gobernada por un ordenador central con multitud de subsistemas. Según he leído recientemente en Jalopnik, una óptica frontal de un Volvo S90 tiene un coste de unos 2.200 dólares. Como lo oyes.

Una de las ópticas frontales de un Volvo S90 tiene un coste de reemplazo cercano a los 2.000 euros.

Esta óptica tiene disipadores de calor, motores eléctricos, varios LEDs diurnos y un diseño complicado. Es una obra de ingeniería, con un precio acorde. En un simple impacto frontal a 20-25 km/h quedaría completamente destrozada. Súmale otra óptica, el radar frontal, varios sensores y el reemplazo de los airbag del habitáculo, que han saltado desgarrando parte del salpicadero y los paneles interiores. Lo mismo ocurre con sus estructuras de deformación controlada, como ya os hemos contado en este artículo. Un golpe frontal de modesta importancia se puede convertir en una avería de cinco cifras con una facilidad pasmosa.

El Volvo S90 es un coche nuevo, y en estos momentos será reparado por el seguro con toda seguridad, ¿pero qué ocurrirá cuando el coche tenga 10 años y el golpe sea igual de caro? El valor del coche será muy inferior y el seguro preferirá declararlo siniestro total, aunque sea perfectamente reparable. Según el informe de Risk Theory, el pescador de este río revuelto son los desguaces, que se nutrirán de coches en aparente buen estado, con multitud de piezas y tecnologías aprovechables por los coches que aún ruedan en las carreteras.

Fuente: Automotive News

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